Lo llaman hongi. Para saludarse, dos personas presionan sus narices, la una contra la otra. Intercambian así el "aliento de vida" procedente de los dioses. Es una costumbre tradicional maorí, una de sus señas de identidad. Pero el coronavirus puede acabar con ella para siempre. Nueva Zelanda debate si ese ritual debe abandonarse, de forma definitiva, para "salvar vidas".
La disyuntiva la ha puesto sobre la mesa el viceprimer ministro, Winston Peters, de origen maorí. "Hay un viejo y famoso dicho que afirma que las culturas que no se adaptan mueren", proclama él en estos tiempos de pandemia. Su propuesta causa estupor entre parte de la población. Una de las dirigentes del Partido Maorí, Debbie Ngarewa-Packer, recuerda que su cultura sabe mucho sobre adaptación a nuevas realidades: "Ya hemos demostrado nuestra resiliencia", dice.
El saludo -con el que siempre se ha recibido a los líderes internacionales- dejó de utilizarse en los actos oficiales el pasado marzo, cuando surgieron en ese país los primeros casos de Covid-19. ¿Cuál ha sido la alternativa? Algunas instituciones, como el Instituto de Tecnología de Wellington, han optado por sustituir el hongi por la waiata, una canción tradicional maorí.
En cuanto a su eliminación definitiva, la primera ministra, Jacinta Ardern, ha dejado claro que es el pueblo maorí "quien debe decidir sobre esa práctica cultural". En este contexto, la líder maorí Ngarewa-Packer se pregunta por qué se cuestiona esa tradición y no "la práctica generalizada del apretón de manos".
"Creo, honestamente, que nunca más deberíamos volver a chocarnos las manos". La frase se la ha dicho a The Wall Street Journal nada menos que el epidemiólogo Anthony Fauci, el principal asesor del Gobierno estadounidense en la crisis del coronavirus. "Cuando extiendes tu mano estás extendiendo un arma biológica", afirma Gregory Poland, experto en enfermedades infecciosas de la Clinica Mayo, una de las grandes instituciones de investigación médica en Estados Unidos. Él no duda en asegurar que esa es una "costumbre pasada de moda sin cabida en una cultura que cree en la teoría de los gérmenes"; es decir, la idea de que los microorganismos que hay en el cuerpo humano son la causa de muchas enfermedades.
¿Debe realmente la cultura occidental replantearse la viabilidad de ese gesto tan arraigado? El apretón de manos es el saludo convencional más extendido en actos sociales, de negocios, políticos...
En culturas como la japonesa, sin embargo, el contacto físico se sustituye por una inclinación. En India, el segundo país más poblado del mundo después de China, el saludo namasté consiste en una ligera reverencia con las palmas de las manos pegadas y cerca del pecho.
¿Qué podría reemplazarlo? En los últimos tiempos hemos visto choques de codos y pies como alternativa a ese apretón de manos.
En el siglo XVIII, la mortífera peste negra ya acabó con los besos en las mejillas. El saludo tardó en recuperarse. Cambian las sociedades y cambian los rituales. En tiempos del coronavirus, este gesto asentado en nuestra cultura se sitúa bajo la lupa. Los dos besos, a modo de saludo o despedida en España son lo habitual; hasta tres o cuatro en algunas zonas de Francia. ¿Es posible pensar que acabarán sustituyéndose por un simple alzamiento de manos?
Durante la Semana Santa en España es habitual ver a creyentes besando a la Virgen en las procesiones. Otro gesto cuestionado en una sociedad expuesta a los virus.
En Irán, se han difundido vídeos de fieles besando y chupando símbolos religiosos en algunas mezquitas. Dos hombres llegaron a ser detenidos por dar lametazos en el templo de Masumeh, en Qom, pese a la prohibición de hacerlo para frenar la expansión del coronavirus.
Beber mate en Argentina o chimarrao en Brasil es mucho más que ingerir una infusión tradicional; es el acto de compartir. También tiene detractores entre quienes piensan que es antihigiénico compartir con otra persona la bombilla de metal o cerámica con la que se absorbe la bebida. En Brasil, el ministro de Sanidad ha pedido expresamente que no se haga.
Hay muchos otros ejemplos. En Emiratos Árabes Unidos y Qatar las autoridades han pedido que se abandone el tradicional saludo "nariz con nariz". En Estados Unidos, muchos se preguntan si las estrellas de la NBA seguirán chocando sus manos con los fans.
¿Desecharemos los temores y seguiremos relacionándonos como antes tras esta crisis? O, aunque cueste imaginarlo, ¿eliminaremos de forma definitiva algunos de esos arraigados códigos sociales? La respuesta, en el aire.