El último ataque con supuestamente gas sarín del fin de semana es el enésimo capítulo de la vergüenza. Familias enteras asesinadas con armas químicas, expresamente prohibido por todas las convenciones internacionales. Se trata del segundo ataque genocida de éstas características desde que comenzó la guerra hace ocho años. En el primer ataque, el entonces presidente Barack Obama decidió mirar hacia otro lado y no tomar ningún tipo de represalia – estaba en plena negociación con Irán del acuerdo sobre energía nuclear. La segunda masacre se ha llevado a cabo este fin de semana.
El actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump había decidido seguir los pasos de Obama y no meterse en el avispero de Siria – en donde hasta cinco países están jugando a la guerra- para centrarse en acabar con ISIS, a quien en Estados Unidos se considera la verdadera amenaza y el objetivo de guerra número uno. Pero el ataque contra la población civil de este fin de semana puede convertirse en una antes y un después.
Durante el fin de semana, Trump y Macron han unido fuerzas para la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU extraordinaria que se celebra hoy. En la misma mesa se sientan Rusia y China quienes ya han negado que el régimen de Al –Asad sea el responsable.
Trump adelanta su posición en Twitter asegurando que Putin con su apoyo a Al Asad es el responsable de la masacre. Junto a Putin, el regimen iraní es también acusado de “ respaldar al animal de Assad”.
Las imágenes del ataque sirio con gas mortal son terroríficas. Se puede observar como familias enteras escupen espuma por la boca y decenas de cuerpos inertes desperdigados por los suelos. Los pocos servicios de emergencia que quedan en las zonas rebeldes o consideradas rebeldes por el dictador Assad, limpiando con agua los cuerpos de los niños para intentar reanimarles. Unas imágenes escalofriantes. Miles de personas han abandonado Siria en los últimos años creando una de las crisis de refugiados mas importante de las últimas décadas sin que nadie decida hacer frente al salvaje líder sirio.
Según las encuestas en Estados Unidos, la gran mayoría de los americanos considera que los europeos tienen que liderar la salida al conflicto, mientras que en Europa ningún país quiere liderar una guerra – aunque sea selectiva- contra Al Asad por el miedo a la opinión pública.