El conductor del coche fúnebre del duque de Edimburgo ensayó el recorrido durante una semana
La velocidad del Land Rover se mantuvo reducida y constante
El vehículo fue diseñado en vida por el propio duque para su entierro
El príncipe comenzó a trabajar en el proyecto en el año 2003
De entre los aspectos más comentados del funeral del duque de Edimburgo, el príncipe Felipe, celebrado en el castillo de Windsor, uno de los más destacables es el Land Rover modificado que trasladó el féretro hasta la capilla de San Jorge, diseñado en vida por el propio duque para su entierro.
El conductor encargado del breve trayecto hasta la capilla estuvo ensayando intensamente durante una semana, según ha revelado el 'Daiyl Mail'. De hecho, la velocidad del vehículo fue reducida y constante, ya que tras él desfilaron los descendientes del duque, como sus hijos y sus nietos.
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Los soldados del Cuerpo de Ingenieros Mecánicos y Eléctricos Reales (REME) tenían la responsabilidad de garantizar que el vehículo se mantuviera en su ruta y cumpliendo unos horarios precisos, después de varios días de intensos ensayos.
El duque estuvo muy involucrado en los planes para asegurarse de que tuviera pintura verde militar. Además, agregó características como la parte trasera superior abierta y dispositivos para mantener el ataúd en su lugar. Comenzó a trabajar en el proyecto a medida en colaboración con Land Rover en el año 2003, agregando otros ajustes en 2019, cuando tenía 98 años de edad.
El cabo Craig French, de 29 años, dijo antes del servicio: "Durante la última semana he estado ensayando y es mi trabajo apoyar al conductor, así que esencialmente me aseguro de que el conductor ponga el vehículo en el lugar correcto en el momento correcto y si se debe acelerar o reducir la velocidad".
"También hay un par de tramos difíciles en la ruta y, a cada lado, hay personas que acompañan al coche fúnebre, por lo que es importante mantener una distancia segura", añadió.
Una ceremonia de solo 30 invitados
El príncipe Felipe recibió sepultura este sábado en lo que es una pequeña ceremonia familiar con solo 30 invitados debido a las restricciones por el coronavirus. En el acto, se pudo ver a la monarca, la reina Isabel II, en la que fue su primera aparición en público desde el deceso. También estuvo presente el príncipe Harry, en lo que ha supuesto el reencuentro con los suyos tras un año sin verse las caras.