Un adolescente de 15 años ha sido condenado a al menos 17 años de cárcel tras asesinar el 12 de diciembre del pasado año a su amigo de 12 años en un brutal ataque en un bosque en Fishtofn, cerca de Boston, Lincolnshire (Reino Unido). Marcel Grzeszcz, alumno de la Haven High Academy donde traficaba con drogas, acuchilló más de 70 veces a Roberts Buncis e intentó decapitarlo porque creía que era "un soplón".
El joven convenció a la víctima para que se reuniera con él en el bosque ofreciéndole 50 libras esterlinas para vender cannabis. Roberts fue hallado con heridas en el costado derecho, hombros, brazos y tres puñaladas graves en la cabeza con la punta de la hoja alojada en el cráneo.
Grzeszcz tenía apenas 14 años cuando fue arrestado por la policía en la casa de su familia. Antes de ser detenido, había enviado mensajes a otros amigos en Facebook Messenger admitiendo que "las cosas salieron mal". También escribió: 'No se suponía que esto fuera así'. Y 'Hermano, he hecho algo malo'. La policía que registró la casa del asesino encontró un cuchillo debajo de una maceta que tenía sangre de Roberts. También se encontró una camiseta Nike parcialmente quemada con guantes de látex en el bolsillo.
Los miembros del jurado de la corte de Lincoln Crown tardaron menos de dos horas en condenar a Grzeszcz, quien durante el juicio insistió en que había actuado en defensa propia y que había "perdido el control" cuando Roberts, a quien acusó de traer un cuchillo al lugar, intentó apuñalarlo.
La fiscal Mary Loram QC dijo al tribunal que no había pruebas de que Roberts estuviera armado y que el ataque mostraba un "grado significativo de premeditación y planificación". La cantidad de lesiones y el sufrimiento significativo sugirieron que la muerte de Roberts fue "más que un simple apuñalamiento", dijo.
Al dictar sentencia, el juez Jeremy Baker rechazó la tesis de Grzeszcz sobre el cuchillo y dijo que aún no había mostrado "ningún verdadero remordimiento". Durante el "ataque salvaje y brutal" contra Roberts, que posiblemente sabía demasiado sobre sus trapicheos con las drogas, el acusado había hecho "un esfuerzo decidido por quitarle la cabeza antes de dejar su cuerpo para que otros lo encontraran".
Según el magistrado, después del asesinato Grzeszcz intentó ocultar el crimen y deshacerse de las pruebas quemando su ropa y enviando mensajes diciendo que no se encontró a Roberts la noche en que fue asesinado. El juez advirtió a Grzeszcz que "es posible que nunca lo liberen".
En una declaración leída al tribunal, el padre de Roberts, Edgars Buncis, dijo que se sentía "vacío" después del asesinato de su hijo. "Todo esto está mal. Ningún padre debería tener que enterrar a su hijo", dijo.
"No hay ninguna razón para esto. He perdido mi destino y mi propósito. Mi vida está en un cementerio", agregó.