Gladiadores que sudan la gota gorda a pesar de las gélidas temperaturas de Sevastopol, en Crimea compiten por ser el más fuerte entre los fuertes. 405 kilos sostenidos en el aire sólo por un bar de brazos.
Como si fuese de papel levantan un coche, hacen que lo difícil parezca fácil. Aunque sus caras lo dicen todo. Segunda prueba: arrastran un camión con sus propias manos. Tiran de la cuerda sin descanso y sin más ánimos que los de su equipo, porque este año no hay público.
Solo verles ya resulta agotador y hasta angustioso. Después de sus titánicos esfuerzos, bien merecen la recompensa los flamantes ganadores en el podio.