Venezuela, que hasta el momento se mantiene según cifras oficiales aportadas por el gobierno de Nicolás Maduro, como uno de los países de América Latina con menos casos de coronavirus reportados, ha experimentado sin embargo un repunte de contagios preocupante en las últimas semanas.
Pero varios expertos especializados en infectología ponen en duda la veracidad de las cifras del gobierno chavista, conocido además por su opacidad y por no aportar datos sobre absolutamente nada.
“Están controlando la información epidemiológica como si fuera un secreto de estado”, dijo Felix Oletta, médico infectólogo que fue ministro de salud a finales de la década de los noventa en una entrevista recogida por Bloomberg. “Implementar el control social a través de un monopolio de información es más importante para ellos que acortar el periodo de diagnóstico”.
Aún así, el gobierno reconoce ya más de 18.000 casos confirmados y 164 fallecidos y es interesante observar el crecimiento exponencial de la curva en el país caribeño, que continúa en cuarentena radical en la mayor parte del territorio nacional.
Según el médico infectólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela en el Instituto de Medicina Tropical, Julio Castro, en entrevista para NIUS, asegura que “en las últimas seis semanas ha habido un aumento promedio de casos del 30% por semana. Eso sería un aumento acumulado del 250%, algo no visto hasta ahora. Con toda seguridad hay un aumento de los contagios muy notorio y eso son solo las cifras oficiales”.
Al comienzo de la pandemia, Venezuela tardó 123 días en superar la barrera de los 10.000 casos. Ahora, ha pasado de 16.000 a 17.000 en tan solo 24 horas y los hospitales públicos y privados comienzan a colapsarse, aunque los reportes desde dentro llegan a cuentagotas y es imposible saber cuántos enfermos hay en cada hospital y cuántos muertos cada día. Mientras tanto, esta semana, América Latina se convirtió en la región con más casos de contagios de la COVID-19 del planeta con un recuento de 3,9 millones y más de 167.000 muertos.
Pero en Venezuela, la prensa tiene prohibida la entrada a los hospitales y los médicos, enfermeras y el personal de salud ha denunciado sufrir amenazas por parte de las autoridades si hacen pública la pésima situación en la que están trabajando, sin las barreras de protección necesarias; o la situación en la que se encuentran los centros de salud.
La última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida señaló que el 53% de los hospitales de Venezuela no cuentan con mascarillas y el 74% no dispone de agua potable corriente para poder cumplir con las condiciones de higiene sanitarias pertinentes.
Precisamente, una trabajadora del Hospital público de Lídice de Caracas, uno de los centros centinela habilitados para enfermos de coronavirus, que habló con NIUS y pidió mantener su anonimato por el miedo a represalias, asegura que, hasta hace pocas semanas, la dirección del hospital solo les suministraba una mascarilla por mes.
Los trabajadores tuvieron que luchar para mejorar sus condiciones biosanitarias y aun así no cuentan con todas las medidas de protección. Esta misma trabajadora denuncia que este centro “se ha convertido en un hospital VIP para los militares; está controlado por ellos y están sacando a los enfermos normales (civiles) de coronavirus, se los llevan a hoteles donde no hay las condiciones médicas que necesitan y meten en su lugar a militares que ocupan sus camas”.
La trabajadora también asegura que la mayoría de los enfermos de coronavirus que están ingresados en Lídice, mueren; pero que no es algo que se haga público ni se contabilice de manera oficial.
Este diario también consiguió entrar en otro de los Hospitales centinela de Caracas, en este caso el José Ignacio Baldó, más conocido como El Algodonal, que actualmente cuenta con 36 pacientes de coronavirus ingresados y aislados.
El doctor Alí García Calvete, experto en neumología de El Algodonal, denuncia que “hay una gran ausencia de personal. Solo tenemos una enfermera para todos los casos de COVID-19”. Al mismo tiempo, asegura que “hay medidas de protección para los médicos que están en contacto directo con los enfermos de coronavirus, pero no para el resto de personal, y eso es un riesgo porque son ellos el grupo de choque, los que reciben a los posibles contagiados con los primeros síntomas”.
Sobre las cifras aportadas por el gobierno de Nicolás Maduro, García Calvete dice que “la situación ya se les fue de las manos, pero eso no se está diciendo. Hay reservas a la hora de dar información para no crear más escándalo o tratar de tapar el sol con un dedo, pero eso es intapable”.
La ausencia de personal sanitario se debe a las malas condiciones en las que trabajan, con sueldos de entre 4 y 7 dólares al mes. Muchos se han ido del país en los últimos años o han comenzado a dedicarse a otras cosas que les reporten un mayor beneficio económico. Los que quedan son unos verdaderos héroes que resisten por una vocación infranqueable.
Sandy, una enfermera que lleva trabajando 19 años en este mismo hospital, se queja de que por el sueldo mínimo se levanta cada día a las cuatro de la mañana para venir a trabajar. Tarda cuatro horas en transporte público debido a la mala situación en la que se encuentra la infraestructura.
El médico neumólogo asegura que hoy por hoy, tanto los hospitales públicos como las clínicas privadas ya están “colapsadas” y que en Venezuela habrá “muchísimos muertos que no van a poder registrarse”.
Las condiciones dentro de El Algodonal son lamentables. No hay agua, faltan bombillas en la mayoría de sus pasillos y habitaciones y en la cocina hay una plaga de cucarachas y ratas. Un empleado encargado de la limpieza en estas instalaciones asegura que hace semanas que están pidiendo una fumigación exhaustiva. Una muestra clara de la situación intramuros de este hospital es que el director del centro acaba de renunciar, asegurando sentirse impotente e incapaz de cumplir con sus obligaciones como sanitario ante la desatención del gobierno que hace oídos sordos a sus constantes peticiones de ayuda para mejorar las condiciones del lugar y de sus trabajadores.
El gobierno de Nicolás Maduro solo permite que dos laboratorios estatales ubicados alrededor de Caracas sean los encargados de realizar las pruebas PCR de diagnóstico del coronavirus, hoy por hoy, las únicas pruebas fiables para determinar si un enfermo padece o no la COVID-19. Maduro ha prohibido que laboratorios privados o universitarios se sumen a la realización de este tipo de pruebas, controlando de facto toda la información al respecto sobre contagiados y evitando que las cifras se disparen.
Los laboratorios autorizados son el Instituto Nacional de Higiene y un laboratorio satélite a la ciudad de Caracas abierto recientemente; y eso a pesar de un reciente acuerdo del pasado mes de junio con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que permite descentralizar las pruebas.
Según el experto Julio Castro, no cree que el gobierno de Maduro esté “escondiendo” casos a conciencia. Este médico opina que las cifras disonantes vienen porque “no están haciendo el número de pruebas necesarias que Venezuela necesita como país”. Y aporta un dato objetivo y contundente. “En Colombia, por ejemplo, 81 laboratorios están haciendo pruebas PCR en este momento y eso da una cifra de 7.000 u 8.000 pruebas diarias. En Venezuela hay un solo laboratorio (ahora acaban de abrir un segundo satelital) y nosotros estimamos que solo hacen unas 1.000 pruebas al día. Es completamente insuficiente”.
Según una nota de la agencia Bloomberg, este laboratorio principal de Caracas tendría capacidad en realidad para procesar 2.000 pruebas diarias, y esa cifra estaría muy por debajo de las pautas de la OMS, ya que los casos positivos diarios representan aproximadamente el 20% del total examinado; y las pautas exigen que esa tasa sea inferior al 10%.
Además, dado que los resultados tardan entre dos y cuatro semanas en llegar, muchos de los que están enfermos se quedan sin saber si en realidad tienen coronavirus o padecen otro tipo de dolencia con síntomas similares.
Julio Castro concluye que está demostrado que cuantas más pruebas se hagan, más probabilidad habrá de detectar casos y se tendrán mejores perspectivas a la hora de enfrentar la epidemia. Venezuela está demostrando sus limitaciones al respecto, algo incomprensible para este infectólogo debido a los acuerdos adquiridos con la OPS. No habría por lo tanto una limitación técnica sino una falta de voluntad del gobierno de Nicolás Maduro.
Por su parte, la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas ha advertido de que la mayoría de las pruebas que se están realizando en Venezuela son los denominados test rápidos, que dan los resultados en apenas 15 minutos tras una extracción de sangre normal. Estas pruebas son poco fiables y según esta oficina el número real de infectados podría ser muy superior al que están reportando las autoridades chavistas.
La oposición venezolana también reivindica la falta de transparencia en las cifras del gobierno. Jose Manuel Olivares, diputado opositor, médico de profesión y Comisionado Presidencial para la Emergencia de Salud y Atención Sanitaria a los Migrantes por la Asamblea Nacional paralela presidida por Juan Guaidó, ha denunciado que “el Gobierno no compró ventiladores; a nivel nacional hay entre 280 y 290 ventiladores (respiradores). En los hospitales más grandes solo hay 143 ventiladores y 133 camas de terapia intensiva (…); y a nivel nacional solo hay 800 camas de emergencia”.
Estas cifras distarían mucho de las que aporta el propio Nicolás Maduro que, en varias alocuciones públicas en cadena nacional por televisión, ha asegurado que Venezuela cuenta con 23.763 camas hospitalarias. De ellas, 4.759 serían camas de hospitales privados y 4.000 habilitadas en hoteles.
En la madrugada de este viernes, el presidente Nicolás Maduro inauguró en las instalaciones del famoso Poliedro de Caracas, conocido por ser la sede donde tradicionalmente se ha celebrado el famoso certamen de Miss Venezuela (un hito en el país) y uno de los espacios de conciertos más grandes de América Latina, un nuevo hospital de campaña para albergar enfermos de coronavirus ante el previsible desbordamiento de casos que sufrirá el país en los próximos días y semanas.
En el interior del Poliedro hay 300 camas hospitalarias, una unidad de cuidados intensivos y una unidad de rayos X móvil. En la parte externa del Poliedro, en la zona del aparcamiento, se han habilitado otras 900 camas para los pacientes asintomáticos o con síntomas leves. El mandatario también informó que 82 médicos cubanos de la brigada Ernesto Che Guevara estarán al frente.
El futuro en Venezuela en lo que a coronavirus se refiere es incierto y es imposible predecir con exactitud qué va a pasar. Sin embargo, para el doctor Julio Castro, “vamos a ver una escalada de casos todavía mayor porque lo que están haciendo hasta ahora no funciona; y eso va a generar un impacto en términos de enfermos y fallecidos muy importante”.