Hannah Powell y sus amigas salieron una noche de sus vacaciones en Grecia de fiesta. Al regresar, todas se encontraron mal, con muchos vómitos. Habían bebdio vodka y pensaron que se trataba de una mala resaca.
Sin embargo, a la mañana siguiente cuando Hannah se levantó se había quedado ciega. Abrió los ojos y pensó que las luces estaban apagadas, que se trataba de una broma de sus amigas. Cuando encendió la luz se dio cuenta de que no veía y entró en pánico, según relata Tribuna.com
En el hospital las pruebas médicas revelaron que le habían dado vodka con metanol, una combinación extremadamente peligrosa, que venden las mafias a los bares. Hannah, además de quedarse ciega, sufrió daños en los riñones. Tuvo que someterse a diálisis hasta que meses después pudieron trasplantarla. Con el tiempo dejó de estar completamente ciega a ver borrosas algunas imágenes.
A día de hoy nadie ha asumido responsabilidades por lo que le pasó. Ella ha contado que la venta de bebidas ilegales adulteradas es algo común en aquellos bares de Grecia y como muestra lo que le pasó a ella es muy peligroso.