Esta es la historia de cientos de jóvenes chinos a los que suplantaron la identidad y robaron la vida con la que habían soñado. Un escándalo difundido por los medios del país en las últimas semanas; y muy presente estos días en los que los estudiantes que aspiran a la universidad han hecho el gaokao, su exigente y competitiva selectividad y, según dicen, la más dura del mundo.
Chen Chunxiu se presentó a esa prueba hace 16 años. Si la superaba con éxito, ella, la humilde hija de un granjero, podría acceder a la universidad. Era la esperanza de su familia. Y aquel billete para un ascenso social, su única oportunidad. No podía fallar. Pero lo hizo. O al menos eso creyó durante 16 años.
Durante todo este tiempo, trabajó en una fábrica, como camarera y en una guardería. Y recientemente, el pasado mayo, descubrió algo que la dejó atónita y horrorizada: sí había pasado la prueba, sí había conseguido la plaza. Pero no solo eso: se había inscrito, había ido a la universidad y acabado la carrera.
¿Qué había ocurrido? Su nota y su identidad habían sido usurpadas por otra estudiante, que fue quien estudió en su lugar. La familia de la impostora, en connivencia con varios funcionarios, habían urdido el engaño. Y Chen Chunxiu no era la única víctima. Había al menos otras 241 más. A todas se las suplantó la identidad entre 2002 y 2009 en la provincia de Shandong, según informa la BBC.
Chen Chunxiu se examinó en 2004. Entonces, los estudiantes que optaban a la universidad no recibían cartas de rechazo. Si la carta de admisión no llegaba se suponía que esa persona no había sido admitida. Ella esperó y esperó. Y en septiembre, al no tener noticias, se fue a buscar trabajo a la ciudad.
Recientemente, decidió inscribirse en un curso para adultos. Accedió, para ello, a una web oficial del Gobierno y metió sus datos. Y entonces lo vio: se había graduado en la Universidad Tecnológica de Shandong. Aparecía su nombre. Pero la foto era la de otra persona. Comenzó a tirar de la madeja. Y la dimensión del engaño salió a la luz.
El padre de la impostora había interceptado en la oficina de correos la carta de admisión de Chen Chunxiu, según cuenta la BBC. Y el tío era un funcionario local que movió hilos con el director de admisiones. Este último accedió a la información del examen de la víctima, informa el medio estatal de noticias Xinhua. Chen Chunxiu había superado con éxito el examen, 546 puntos sobre 750; la chica que la suplantó tenía 303.
Con la ayuda del director de la escuela de secundaria a la que asistía Chen, falsificaron documentos con los detalles de la joven que suplantaría su personalidad. Los familiares también recurrieron a un jefe de policía y a personal de la Universidad Tecnológica de Shandong para asegurarse de que se realizaba la inscripción y se hacía la vista gorda. Así fue como la usurpadora, cuyo nombre real también es Chen, asumió la identidad de Chen Chunxiu.
Según medios chinos, los compañeros de la impostora todavía hoy la conocían con ese nombre. Ahora, la universidad la ha retirado el título y ha sido despedida de su trabajo. Tendrá que responder a muchas preguntas. "Quiero preguntarle en persona por qué robó mi identidad", ha dicho la verdadera Chen Chunxiu en una entrevista a la cadena CCTV. "Me reemplazaste, ¿qué esperabas que me pasara? ¿Eres tan egoísta?", le ha espetado.
La historia ha desatado estupor e ira; pero también un debate sobre el exigente examen que promete igualdad de oportunidades para todos pero que ahora demuestra que puede convertirse en una gran mentira. "¿Qué puede hacer un granjero?", se lamentaba el padre de la víctima a los medios chinos. "Si yo fuera poderoso, no se habrían atrevido a hacerlo"."Los padres trabajan muy duro para apoyar a sus hijos pero aquellos con poder bloquean el camino de los más humildes", lamentaba un usuario de la red social Weibo.
Mientras la investigación de las autoridades locales sigue su curso, en el Parlamento chino algunas voces han pedido que se criminalice el robo de identidad en los exámenes, según China Daily.
Los funcionarios en Shandong afirman que actualmente hay nuevos mecanismos para garantizar que esto no vuelve a suceder. Deben presentarse, dicen, numerosos documentos; y los resultados del examen se publican online y se envían por mensajes de texto.
Nadie podrá devolver a Chen Chunxiu la vida que la robaron. Pero ella reclama ser readmitida en la universidad de Shandong. En un principio, su petición fue rechazada pero esto causó tal indignación que la universidad reculó y afirmó que la ayudaría a "cumplir sus deseos".