China reitera que contempla "todas las opciones", incluida la militar, para frenar la independencia de Taiwán
El embajador de la República Popular de China en Estados Unidos, Qin Gang, ha escrito una carta a The Washington Post donde deja las puertas abiertas a un conflicto
A pesar de las diferencias existentes, China ha tendido la mano a EE.UU para “trabajar juntos en contener la independencia de Taiwán”
Taipéi encuentra en Washington a su mayor aliado, mientras que para Pekín la cuestión taiwanesa es una línea roja: “es parte indivisible de China”
El embajador de la República Popular de China en Estados Unidos, Qin Gang, ha enviado una carta abierta a The Washington Post para “explicar y disipar los malentendidos y los rumores” sobre la postura de su país con respecto a la invasión de Ucrania y a la “reunificación” de Taiwán. En esta materia, el diplomático ha dejado las puertas abiertas al uso de la fuerza para evitar la independencia de la que considera como su provincia y ha intentado separar ambas cuestiones, íntimamente relacionadas desde que Rusia comenzó su incursión.
“Algunos relacionan a Taiwán con Ucrania para exagerar los riesgos de un conflicto en el Estrecho de Taiwán. Esto es un error”, ha escrito Gang. “Son cosas totalmente diferentes. Ucrania es un Estado soberano, mientras que Taiwán es una parte inseparable del territorio chino. La cuestión de Taiwán es un asunto interno de China. No tiene sentido que se insista en el principio de soberanía en Ucrania mientras se perjudica la soberanía y la integridad territorial de China en Taiwán”, ha afirmado a la publicación estadounidense.
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En la misma misiva, Gang ha mostrado dos facetas: por un lado, afirma defender el “desarrollo pacífico” para la reunificación de Taiwán, y por el otro no descarta otras vías para “frenar” su independencia, una postura que no es nueva, ya que China nunca ha descartado una potencial incursión militar en la isla. Incluso el Ejército Popular se ha mostrado activo durante los últimos meses de 2021 y hasta enero de este año, tras realizar incursiones de sus cazas en espacio aéreo taiwanés.
“El futuro de Taiwán pasa por el desarrollo pacífico de las relaciones a través del Estrecho y la reunificación de China”, prosigue Gang en su carta. “Estamos comprometidos con la reunificación pacífica, pero también mantenemos todas las opciones para frenar la ‘independencia de Taiwán’. Esperamos que EE.UU. respete seriamente el principio de una sola China y no apoye el separatismo de la ‘independencia de Taiwán’ en ninguna de sus formas. Para garantizar la paz y la estabilidad a largo plazo en el estrecho de Taiwán, China y EE.UU. deben trabajar juntos para contener la ‘independencia de Taiwán’.
Absurdos del limbo taiwanés
La visión de Pekín es que Ucrania y Taiwán se diferencian en que uno es un país soberano y el otro es parte de China. La isla autónoma (desde la Guerra Civil de China en 1949), cuenta con su propia administración, con una Constitución, con su proceso democrático independiente, con un Ejército propio y con 23 millones de ciudadanos con capacidad para viajar con pasaporte taiwanés, y no ha sido reconocida como país por su aliado más importante, EE.UU., ni por organismos internacionales como Naciones Unidas. Oficialmente, solamente 14 naciones reconocen al gobierno democrático de Taiwán, también conocido como República de China.
Los absurdos del limbo en el que se encuentra la isla dejan situaciones como la falta de presencia diplomática estadounidense ‘oficial’ dentro de su territorio y viceversa. Sin embargo, sí existe el Instituto Americano en Taiwán, que cuenta con más de alrededor de 400 miembros del personal estadounidense que hace las veces de servicio consular (visas, apoyo a ciudadanos etc). Esta falta de oficialidad tiene el objetivo de evitar posibles tensiones añadidas entre EE.UU. y China por la cuestión taiwanesa, sin embargo, lo único que no tiene de embajada este edificio de 200 millones de euros ubicado en Taipéi es el nombre. Además, Taiwán es uno de los socios comerciales más sólidos de EE.UU. (tanto en la venta de armas como de chips a Silicon Valley), la décimo octava economía mundial del mundo y la octava más importante de Asia.
A pesar de los fuertes vínculos entre Washington y Taipéi, Gang ha pedido a EE.UU. trabajar juntos para evitar la “independencia de Taiwán” en un tono más sosegado que el usado en enero de 2021, pocos días después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, tomara posesión de su cargo. Sorprende que Pekín haya tendido la mano a Washington en un momento de máxima tensión entre las dos potencias.
Este acercamiento contrasta con la advertencia hace un año, donde Xi Jinping dejó claro que cualquier intento de “separatismo” taiwanés significaría la guerra. Tanto aquella amenaza como la argumentación actual son distintas a la imagen que pretende ofrecer China, que trata de mostrarse como un país pacífico. En este punto también ha incidido el embajador chino en EE.UU. Sin embargo, este retrato es contradictorio: aunque fuera de sus fronteras el gigante asiático no ha formado parte activa en conflictos militares, dentro de su territorio la situación es distinta y dista mucho de lo que un país garante de la paz y “firme defensor de la justicia” -como el embajador se describe en la carta- tiene que ofrecer.
“El Gobierno de China merece las críticas que ha recibido. Es un régimen autoritario que niega a su pueblo los derechos básicos de libertad de expresión. También ha perseguido a la minoría uigur en Xinjiang. Además, amenaza con frecuencia a su vecino democrático, Taiwán. Creo que el Gobierno chino merece las críticas que recibe, aunque hay que distinguir entre el Ejecutivo y el pueblo”, afirma a NIUS James D.Brown, profesor de Ciencias Políticas y coordinador de Relaciones Internacionales en la Universidad Temple de Japón.
China defiende el principio de neutralidad ante la invasión de Ucrania
En la misiva, Gang ha insistido en que durante la reunión que Xi Jinping mantuvo en Pekín con Vladimir Putin antes de los Juegos Olímpicos de Invierno, no se discutió sobre la invasión de Rusia a Ucrania y vuelto a dejar claro que China no conocía las intenciones de Moscú y, por tanto, no pidió a su homólogo que retrasara la incursión hasta después del evento. También ha desmentido que Rusia les haya pedido asistencia militar y logística. Ambos aspectos, que tienen su origen en filtraciones de la inteligencia estadounidense, han sido catalogados como fruto de la “campaña de desinformación”. También ha defendido la soberanía de Ucrania.
“Los propósitos y principios de la Carta de la ONU deben ser plenamente observados; la soberanía y la integridad territorial de todos los países, incluida Ucrania, deben ser respetadas; las legítimas preocupaciones de seguridad de todos los países deben ser tomadas en serio; y todos los esfuerzos que conduzcan a la solución pacífica de la crisis deben ser apoyados”, ha afirmado.
En el texto, el embajador chino en EE.UU también ha enfatizado en los esfuerzos diplomáticos que su país está llevando a cabo a través de reuniones con distintos líderes para incrementar la ayuda humanitaria, proteger a los civiles, abogar por el principio de neutralidad e imparcialidad y por un alto al fuego. Hasta ahora, el Gobierno chino no ha condenado directamente la acción militar de Moscú.