España retrasará los relojes la madrugada de este domingo y los españoles tendrán una hora más de sueño. Los chinos, sin embargo, dormirán lo mismo que el resto del año porque su país no cambia el horario. China, junto a la mayoría de países de Asia, no aplica el DST (Daylight Saving Time). Por tanto, la diferencia horaria con España es de 6 horas entre marzo y octubre, y de 7 entre octubre y marzo.
Sin embargo, esto no ha sido siempre así. Pekín estableció el cambio de hora durante dos breves periodos de su historia: entre 1945 y 1948 y entre 1986 y 1991, sin demasiado éxito de crítica y público. En la segunda ocasión, el gobierno chino se apoyó en estudios que aseguraban que el país ahorraría energía con el cambio para ponerlo en marcha, pero tuvo que retirarlo por la impopularidad de la medida, que mucha gente directamente ignoraba.
China cuenta además con una peculiaridad: tiene una única zona horaria para todo su territorio (GMT+8) cuando, por su tamaño, debería estar dividida en cinco husos distintos. Esta homogeneidad fue puesta en marcha por Mao Zedong tras la fundación de la República Popular en 1949 para favorecer la unidad nacional de un país con una amplia diversidad de regiones, lenguas y etnias y que salía de una guerra civil.
Hasta entonces, China había contado con cinco husos horarios diferentes, acordes a un país que de punta a punta llega a los 5000 kilómetros de largo. Shanghai fue, a finales del siglo XIX, la primera ciudad en establecer una hora oficial, lo que fue copiado por diversas urbes portuarias. En la década de 1910 se planificó la división del territorio chino en cinco franjas horarias, pero no llegó a establecerse hasta 1939.
La uniformidad de horarios en base a la hora de Pekín, en el este del país, en un territorio tan inmenso crea, sin embargo, desajustes en algunas regiones cuya hora oficial no se corresponde con las horas de luz solar. Es el caso de Xinjiang, 3000 kilómetros al oeste de la capital, donde en determinadas épocas del año no amanece hasta las 10 de la mañana y hasta cerca de la medianoche no se termina de poner el sol.
En esta región, con fuertes tensiones políticas entre la población uigur musulmana y la etnia han, mayoritaria en el resto de China, una cosa es la hora oficial y otra la oficiosa. Los uigures emplean mayoritariamente la conocida como Urumqi Time (GMT+6), mientras los han siguen la hora gubernamental por lo que las aclaraciones suelen ser necesarias en las comunicaciones entre ciudadanos de distintas etnias para saber a qué hora se refiere cada uno. Aquí, el uso de una hora distinta a la de Pekín no solo es para la población uigur una cuestión práctica, sino también política, ya que una parte de estos ciudadanos preferiría ser independiente de China.
Pero la uniformidad también deja otro dato curioso. El mayor salto horario del mundo en una frontera terrestre se da entre la región china de Tíbet y Afganistán. Si alguien cruzara esta zona montañosa y cambiara de país, algo poco habitual por la orografía y los problemas políticos, tendría que ajustar su reloj nada más y nada menos que tres horas y media.