El periodista Max Chafkin (Nueva York, 1982) dice en esta entrevista con NIUS que le gusta “vivir en el futuro”. No en vano, como editor, columnista y reportero de la revista económica estadounidense Bloomberg Businesswek, Chafkin tiene puesto el foco en el mundo de la tecnología desde hace casi veinte años.
Como periodista, Chafkin ha seguido la evolución del sector tecnológico estadounidense hasta ver cómo la región californiana de Silicon Valley se ha erigido como uno de los centros económicos del planeta. Allí Chafkin ve triunfar ahora una ideología de la que ahora mucha gente no ha oído hablar pero cuya influencia parece patente. Es el “Thielismo”, una visión del mundo que alude a su creador, el magnate estadounidense de origen alemán Peter Thiel.
A él le dedica Chafkin su libro The Contrarian: Peter Thiel and Silicon Valley's pursuit of power (Ed. Penguin Random House, 2021) o “El opositor: Peter Thiel y la búsqueda del poder de Silicon Valley”. Es una biografía no autorizada de Peter Thiel. En suelo alemán, el subtítulo que ha dado al libro la editorial Finanz Buch Verlag también es elocuente: “cómo el padrino de Silicon Valley gobierna el mundo”.
Tecnologías, empresas, poder financiero y político y muchos millones han puesto a Thiel en una posición particular en Silicon Valley. A través de este hombre, que Chafkin define, entre otras cosas, como un “ideólogo” capaz de influenciar a izquierda y a derecha, más allá de sus filias con el sector más conservador de la política estadounidense, se puede ver lo que está pasando en el sector de las grandes compañías tecnológicas.
“Lo más importante de la ideología de Thiel es la de la supremacía de los fundadores de empresas tecnológicas”, advierte Chafkin. Esa ideología quiere que se le dé “todo el poder y nuestros datos privados a las empresas tecnológicas porque ellas saben lo que hacer”. En esto, según Chafkin, Thiel tiene todo que ver con los “Elons Musks” y “Marks Zuckerbergs” de la economía global.
P: ¿Por qué es importante alguien como Peter Thiel para entender el curso de la economía mundial o, al menos, el vibrante sector tecnológico estadounidense que representa el área californiana de Silicon Valley?
Porque, en mi opinión, Thiel es la persona más importante de Silicon Valley de los últimos años. Hay quien dirá que hay gente más importante, como Steve Jobs, Jeff Bezos o Mark Zuckerberg. Sí, se podría ver así. Pero yo lo que digo en mi libro es que en las últimas dos décadas, Silicon Valley ha pasado de jugar un papel lateral, con su importancia en términos de innovación para Estado Unidos y el mundo, a situarse en el centro de la economía global. Basta ver que las grandes compañías tecnológicas, al menos la mitad de ellas, vienen de Silicon Valley. Hemos visto en dos décadas cómo las empresas tecnológicas se han hecho con el mayor peso de la economía, no sólo financieramente, también culturalmente.
Piense que, en veinte años, hemos pasado de vivir sin Internet a pasar muchísimas horas conectados. Y si uno quiere saber cómo Silicon Valley se ha hecho tan poderoso, Peter Thiel es la persona cuya carrera hay que seguir. Porque es alguien que siempre quiso ser poderoso. Y, después de hacerse empresario y emprendedor, lanzando PayPal a finales de los 90, Thiel se convirtió luego en el primer inversor de Facebook y otras muchas empresas que han sido muy exitosas; ampliando su influencia hacia la política.
P: ¿Cómo ha tratado y trata Thiel de tener influencia política?
Apoyó la campaña de Donald Trump en 2016, intervino en la Convención Nacional Republicana, integró el equipo de transición de la presidencia de Trump. Luego, en el escenario post-Trump, Thiel se ha convertido en la persona a la que se acercan los candidatos del Partido Republicano para lograr fondos. Y también hemos visto que tiene aspiraciones globales, porque recientemente contrató al ex-canciller austriaco Sebastian Kurz. En suma, Thiel es alguien poderoso en Silicon Valley pero también en alguien encargado de hacer que el poder de las empresas tecnológicas siga creciendo.
P: ¿Pero hasta qué punto van de la mano la construcción personal del multimillonario Peter Thiel y la emergencia de Silicon Valley como un centro de innovación tecnológica que marca la pauta al resto del mundo ?
Thiel fue el primer inversor en Facebook. Fue el primer mentor de Mark Zuckerberg en la posición en la que está ahora. A saber, la posición casi de líder supremo de Facebook, una posición que le asegura control de la compañía para el resto de su vida. Esto ocurre en una empresa que se ha convertido en la mayor compañía de medios de comunicación de la historia. Ha llegado a un tamaño que ninguna otra compañía de medios haya podido llegar. Centrándonos en Zuckerberg, parte de aquello que lo puso en esa posición de liderazgo fue el dinero de Thiel, pero también una ideología, y aquí es donde las cosas se ponen interesantes.
P: ¿A qué se refiere?
A la ideología de Peter Thiel, una ideología que a estas alturas ha sido aceptada ampliamente en Silicon Valley y en todas las clases profesionales. Según esta ideología, los fundadores de empresas tecnológicas son una clase privilegiada y tan increíblemente lista que lo mejor que podemos hacer por el bien del mundo es darles tanto poder como sea posible y dejarles vía libre. Es algo así como la “supremacía tecnológica”, pero en verdad es la supremacía de la gente que controla estas empresa tecnológicas. Lo que yo creo es que Thiel creó esta ideología a través de la acción de su empresa de inversiones Founders Fund.
Lo curioso de Founders Fund es que nunca echarían de su cargo a un empresario fundador, algo raro para quienes suelen financiar empresas y, también, hacen lo posible para que las personas que han fundado las empresas tengan todo el control. Porque la idea de Thiel es que las empresas tienen que ser como monarquías, deben estar controladas por una persona que tenga todo el poder. Además, no sólo es que los fundadores tengan que tener todo el control y mucho dinero, también deben poder saltarse la ley. Como si saltarse las leyes fuera un bien social. Yo creo que en esto, pese al papel que pueden haber jugado otras personas, Peter Thiel es un personaje clave.
P: ¿Me podría poner un ejemplo de este aspecto?
Por ejemplo, Facebook. ¿Por qué ha fallado esta empresa sistemáticamente de asegurar la privacidad de sus usuarios? En los quince años de vida de la empresa, Facebook siempre han tenido problemas con el tema de la privacidad. Ante esto, yo digo que tras este comportamiento de Facebook, como el de otras muchas empresas de Sillicon Valley, hay una ideología que dice que las leyes se pueden saltar. Otro ejemplo es Uber y los problemas que tiene respecto a las leyes sobre el transporte en las ciudades, como si las leyes fueran algo malo de lo que deshacerse. Thiel ha jugado un papel importante en que estas ideas sean aceptadas entre muchos políticos, especialmente en la derecha y los libertarianos [anarcocapitalistas, ndlr.], pero también en la izquierda. Porque también en la izquierda se oyen cosas como eso de “lo bueno que es la disrupción”, una idea muy de Thiel.
P: El libro que usted ha escrito ayuda a entender esa ideología, pero ésta se entiende que está contenida en el superventas que escribió el propio Thiel, “De cero a uno” (Ed. Gestión 2000).
Sí. Thiel se ha convertido en una especie de líder de una secta. Y como en toda secta hay un libro sagrado. En este caso el libro es “De cero a uno”. Es un libro interesante porque, en muchos aspectos, es un libro de gestión convencional. En él hay mensajes como: “usted también puede ser rico y exitoso como yo, Peter Thiel”. Pero en este texto también hay una filosofía de los negocios muy radical, según la cual uno puede hacerse tan rico como Peter Thiel saltándose las reglas.
Thiel también habla en ese volumen de los emprendedores como si fueran dioses. Es una filosofía muy atractiva, porque le dice a la gente que uno puede superar las limitaciones del mundo a través de un camino al margen de las reglas que conocemos. Esa filosofía ha hecho que mucha gente siga a Thiel. Él utiliza esa influencia. En Silicon Valley la gente habla, por ejemplo, de la “PayPal Mafia”, una referencia a la empresa que fundó Thiel con la que se alude a otros empresarios y socios de la empresa de pagos con los que sigue en relación. Hay un paralelismo ahí que se puede hacer con la mafia, salvo que no hay violencia. Ahora vemos la importancia de ese grupo de personas porque de él salen candidatos a senadores.
P: ¿A quién se refiere?
Verá, Thiel no es un ingeniero ni un visionario en términos de tecnología. Es alguien con pasado en el activismo político conservador. A finales de los años ochenta lanzó la revista de derechas, la Stanford Review, que iba de desafiar el consenso de la izquierda, lo que ahora llaman wokism. El proyecto tecnológico de Thiel siempre ha estado vinculado a la política y la ideología. Su activismo le ha llevado a apoyar a Ron Paul, del Partido Libertario, al senador republicano por Texas Ted Cruz, al arquitecto de la política de inmigración de Trump, Kris Kobach, entre otros. En el periodo post-Trump, Thiel está siendo muy activo en las candidaturas para senador, de cara a las elecciones de noviembre. Thiel se ha gastado más de 20 millones de dólares en apoyo a candidatos conservadores.
Uno es Blake Masters, en Arizona, y el otro es J.D. Vance, en Ohio. Ambos han trabajado para Thiel. Masters, por ejemplo, fue mano derecha de Thiel durante casi una década. De hecho, es co-autor de Thiel en “De cero a uno”. Si sus candidatos se imponen, Thiel tendrá una importante influencia política, porque en el Senado sólo hay un centenar de votos, y es una cámara muy dividida. Thiel ya cuenta con influencia sobre Cruz y sobre otro populista de derechas al que Thiel ha apoyado, el senador Josh Hawley. Hay en Estados Unidos un movimiento político conservador en marcha, y ese movimiento es un movimiento que tiene mucho de Peter Thiel.
P: Y en la izquierda en Estados Unidos, ¿No hay un equivalente a Peter Thiel?
Tal vez lo más parecido sea Marc Benioff, el CEO de la empresa Salesforce y quien hace poco compró la revista Time. O Reid Hoffman, amigo de Peter Thiel y uno de los hombres de negocios que más ha donado al Partido Demócrata en 2020. Me centraré en Hoffman porque es amigo de Thiel y porque ha dado más dinero a los demócratas que Thiel a los republicanos. Lo cierto es que ambos tienen mucho en común. Hay cosas de la ideología de Thiel, el Thielismo, que son únicas en la derecha. A saber, la posición anti-inmigración y las posiciones conservadoras culturales. Pero lo más importante de la ideología de Thiel es la de la supremacía de los fundadores de empresas tecnológicas.
Me refiero a esa idea de darle todo el poder y nuestros datos privados a las empresas tecnológicas porque ellas saben lo que hacer. En la izquierda, si uno mira a los empresarios que están donando a los políticos de izquierda, esos empresarios también están en su mayoría de acuerdo con eso. Están apoyando a candidatos demócratas, sí. Pero también están empujando esa idea de la supremacía de los empresarios de las firmas tecnológicas. Algunos políticos de izquierdas, como Elizabeth Warren, y algunos conservadores que quieren leyes de competencia más fuertes, tratan de resistir al poder de estas compañías. Pero no cuentan con el apoyo de ningún millonario. Y no soy optimista en que alguno lo haga. Entre otras cosas, porque Thiel y los suyos han sido muy buenos en preparar su influencia sobre el poder.
P: Lo que usted describe recuerda los años del Thatcherismo
Es una situación similar, sí. Igual que pasó en Estados Unidos con Ronald Reagan.
P: Pero también hay una contradicción en Thiel, alguien que usted describe como enemigo de las normas, pero que luego, a través de su empresa Palantir Technologies - compañía dedicada al análisis de datos a gran escala -, está al servicio para útiles gobiernos como el de Estados Unidos.
Sí, Thiel a menudo se presenta como libertariano. Pero es un libertariano que ha creado una gigante empresa dedicada al análisis de datos que tiene contratos con el Departamento de Defensa de Estados Unidos y otros gobiernos del mundo. No es una cosa muy libertariana. Igual pasa con el hecho de que Thiel defiende posiciones muy duras en inmigración, pero es alguien que ha nacido en Alemania. También es un nacionalista, pero con pasaporte en otros dos países, Alemania y también en Nueva Zelanda. En todo esto se puede ver hipocresía, pero si uno acepta la premisa esa de que las empresas tecnológicas pueden con todo, entonces desaparecen las inconsistencias ideológicas. Aceptado eso, da igual que Palantir sea una empresa de Thiel al servicio de diferentes Gobiernos, por ejemplo.
P: Esta semana hemos visto como Elon Musk se hacía con Twitter. Musk y Thiel se conocen de sobra el uno al otro. Ambos, por ejemplo, estuvieron al frente de PayPal. Sabiendo cuando hemos hablado ya sobre las ideas de Thiel. ¿Cómo sería Twitter si tuviera a Thiel al frente?
Esa idea de Musk de que vuelva la libertad de expresión a Twitter es muy similar a la ideología de Thiel. Musk es alguien cuyas políticas, con el tiempo, han cambiado. Pero él está empujando a Twitter en favor de la crítica conservadora contra a la corrección política y el wokism. Lo que Musk está planteando en Twitter es justamente lo que Thiel haría con esa aplicación. A saber, empujarla hacia la derecha, abrirla a gente como Donald Trump y otras figuras de la derecha que fueron en su momento apartadas en esa red social. Pero hay diferencias también. Porque Musk está haciendo ahora muchas cosas que pueden sonar típicas de Thiel. Pero Musk cambia en sus opiniones políticas, adaptándose a los tiempos que corren. Y ahora mismo la derecha está en un momento ascendente. Thiel, sin embargo, es un ideólogo.
Thiel cree de verdad en las cosas que defiende. Yo hablé con Musk para hacer mi libro. Y una cosa que sobresale es que Musk está convencido de que el hombre contribuye al cambio climático, y Thiel niega esto, al igual que mucha gente en la derecha. Sobre mucho de lo que ha estado diciendo Musk últimamente, contra la corrección política y demás, creo que cambiará, porque en la derecha no va a encontrar mucha acogida. Al final, él es el líder de una empresa de coches eléctricos y de combustibles alternativos.
P: ¿Y no se podría pensar, tal y como se sugería en el mensual The Atlantic
Leí lo que comenta del The Atlantic, donde se decía que, a fin de cuentas, Thiel sólo es un financiador de empresas con algunas ideas políticas. Es una manera de verlo, habitual, de hecho, en Sillicon Valley. Pero eso es un cuento. El ejemplo de Thiel nos indica que la política no es algo lateral, sino que son algo central en lo que él hace. De hecho, Thiel salió de Facebook para centrarse en el proyecto político del Trumpismo.