Boris Johnson se enfrenta hoy a otra votación crucial. Esta vez el orden del día contempla que los diputados debatan y voten el proyecto de ley del acuerdo de salida de la Unión Europea. El Gobierno, en una lucha contrarreloj para cumplir su promesa de sacar al país el próximo 31 de octubre, pretende ahora acelerar el proceso legislativo y acabar antes del jueves el trámite en la Cámara de los Comunes.
Esas prisas han enfadado a los parlamentarios de la oposición que aseguran que es “la legislación más importante en décadas” y es “imposible hacerlo en tan poco tiempo”. Según el ex laborista y ahora diputado del “Independent Group for Change”, Chris Leslie, “para el Tratado de Roma se necesitaron veintidós días y para el de Maastricht veintitrés”.
Anoche el representante del Gobierno en la Cámara de los Comunes, Jacob Rees-Mogg, dio el pistoletazo de salida a esta maratón presentando el texto de dicho proyecto de ley. A partir de entonces, los diputados tienen apenas dieciséis horas para leer un texto muy técnico de 115 páginas que hoy será analizado con lupa en una sesión clave que podría prolongarse hasta la medianoche.
Tras las últimas maniobras del Parlamento y del Presidente de la Cámara, John Bercow, para frenar al kamikaze el Primer Ministro solo tiene de inmediato una salida: la aprobación de esta legislación como una manera de ratificar su acuerdo.
Según el analista del think tank “Institute for Government”, Joe Marshal, si el Gobierno ganase hoy esta votación “eso podría indicar que hay mayoría en el Parlamento a favor del acuerdo y para que se apruebe la legislación”. El Ejecutivo cree que tiene los apoyos necesarios para que eso ocurra.
Sin embargo, hoy está prevista también otra votación que podría perder: la del ajustado calendario que marca los plazos de este proceso legislativo. Y este no es el único obstáculo al que se enfrenta el Gobierno porque los diputados pueden presentar enmiendas. El Partido Laborista ya ha anunciado que pretende introducir una en la que propondrá una relación más estrecha con Europa y otra sobre la celebración de un segundo referéndum.
Además, para poder aprobar una ley en el Reino Unido, esta debe saltar de la Cámara de los Comunes a la de los Lores y, en más de una ocasión, estos no han querido que se les meta prisa para poder analizar con calma su letra pequeña.
¿Quién saldrá victorioso en esta ocasión? A poco más de una semana para la fecha oficial de salida de la UE, el Gobierno británico busca de nuevo la manera de presionar al Parlamento. Y, una vez más, no está nada claro quién ganará la partida.