El jurado, formado por cuatro hombres y cuatro mujeres, ha decidido, por unanimidad, declarar a Josef Fritzl culpable de todos los cargos que le imputaban, incluido el de omisión de socorro de uno de sus hijos-nietos. Posteriormente, el tribunal se ha retirado a deliberar y rápidamente ha dictado condena de cadena perpetua por asesinato por omisión de socorro para el hombre que encerró y violó a su hija durante décadas.
El propio acusado, quien quemó el cadáver del bebé fallecido en la caldera de la calefacción de su casa, se había declarado culpable de todos los cargos en su contra. Esto le ha facilitado la tarea al tribunal, ya que no existía el cuerpo del hijo-nieto muerto. Hoy, tras escuchar la sentencia, el Monstruo ha dicho: "Acepto la sentencia". Su abogado, Rudolf Mayer ha dicho que no va a recurrir.
Fritzl ya había dicho al tribunal que "ya no puedo hacer nada para arreglarlo. Solo puede aminorar los daños".
La abogada de la acusación particular que representa a Elizabeth, Eva Plaz, había pedido que Fritzl fuera responsabilizado de la muerte del recién nacido. Ahora su hija relatará su historia en un libro.
El jubilado de 73 años está acusado también por esclavitud, violación, cohecho grave, privación de libertad e incesto. El jurado ha considerado comprobados todos estos cargos.
El veredicto ha sido emitido por un jurado apenas 11 meses después de que se desvelara que tuvo encerrada a su hija Elizabeth, con la que tuvo siete hijos, casi un cuarto de siglo, en la localidad de Amstetten, unos 130 kilómetros al oeste de Viena.
Fritzl pasará el resto de su vida en un centro para delincuentes con problemas mentales como habían aconsejado los psicólogos y técnicos.