La cárcel de las 'conejitas de Playboy': lo que se escondía tras las fiestas y el lujo en la Mansión
Quienes convivieron en la Mansión Playboy confirman que en su interior no todo era tal como parecía
Varias de las llamadas 'conejitas Playboy' han revelado que vivían entre "estrictas reglas"
"Era como estar en una prisión", ha señalado Carla Howe
Ostentosidad, lujo, fiestas y diversión para adultos. La llamada Mansión Playboy, que albergaba en su vasto terreno desde una piscina y una sala recreativa hasta un zoo, no escatimaba a la hora de intentar mostrar al mundo una imagen que hacía de la riqueza y el desenfreno una seña de identidad. Residencia de Hugh Hefner, dueño y fundador de Playboy, la imponente Mansión, que se trasladó en 1974 a Los Ángeles para convertirse en una de las más famosas en California, EEUU, fue visitada en diferentes ocasiones por distintos famosos y miembros con importante poder económico, quienes no eran ajenos a las lujosas fiestas organizadas por ‘Hef’, como apodaban al empresario y editor de la famosa revista para adultos.
En el fastuoso edificio, con el que daba cuenta del alcance de su llamado ‘imperio Playboy’, Hefner, que falleció el pasado 27 de septiembre de 2017 a los 91 años, residía junto a sus llamadas ‘conejitas’, algunas de las cuales durante los últimos tiempos, revelando lo que ya muchos y muchas sospechaban, han confirmado que en La Mansión las cosas no eran todo lo que parecía de puertas para afuera. De hecho, tal y como constata el medio Toofab, –quien ha hecho una recopilación de las declaraciones de algunas de las convivientes en el domicilio justo antes de que se emita una serie documental llamada a revelar precisamente los ‘Secretos de Playboy’–, varias de ellas han llegado a asegurar que la estancia en la Mansión estaba sujeta a unas reglas tan “estrictas” que era “como estar en prisión”.
MÁS
Las estrictas reglas de la Mansión Playboy: con toque de queda y sin novios
Así lo manifiesta Carla Howe, quien señala que, incluso, llegaban a tener un toque de queda a las nueve de la noche y la prohibición de invitar a ningún amigo o visitante que fuese hombre, tal como recoge el citado medio.
También Karissa Shannon, como su hermana Kristina, ha constatado en declaraciones recogidas por LA Times que tampoco se les permitía tener novio, y tampoco “tener niños por la casa”, razón por la que se marcharon de allí para no volver, porque además Hef no lo hubiese permitido. Una vez se abandona la Mansión, no se regresa, según señalan.
Más allá, Holly Madison describe en un libro con sus memorias titulado ‘Down the Rabbit Hole’ que en sus siete años allí pudo comprobar cómo la estancia en la Mansión era “una lucha constante”. “No era un lugar donde se construye la confianza. Era un lugar donde se usaba la manipulación para mantener a todas luchando por mantener su lugar en la casa”, describe, señalando que se fomentaba la “competencia” entre las mujeres presentes. “Aprendía no confiar en ciertas personas. Había mucho miedo”, ha relatado
"Atrapada" en la Mansión Playboy
Del mismo modo, y en esa línea, también otra de las llamadas ‘conejitas de Playboy’, Kendra Wilkinson, ha confesado haberse sentido “atrapada” en la Mansión, haciendo también alusión expresa al toque de queda de las nueve de la noche.
Además, en lo económico, según Izabella St. James, ‘Hef’ les repartía dinero según consideraba, usándolo a modo de premio o castigo, haciendo notar cuándo no le gustaba una actitud. De hecho, ello lo expresaba incluso a través de la posición que ocupaban en la mesa a la hora de sentarse a comer.
Según relata, “la mayoría de las quejas” que tenía eran “por falta de armonía entre las novias o falta de participación sexual en la relación”. Además, si por alguna razón no asistían a una de las “noches oficiales” de fiestas o salidas, lo usaba después “como un arma”.
En la Mansión de Playboy, insisten, las cosas no eran como parecían y la realidad entre sus paredes era mucho más que la fachada.