El caso es un verdadero escándalo que ha sacudido a Corea del Sur y desde allí ha dado la vuelta al mundo. ¿Te imaginas que reservas una habitación de hotel y descubres que todo lo que ha sucedido en ella ha estado monitorizado, grabado y retransmitido a través de Internet? Eso es lo que han descubierto las autoridades en una investigación que ha concluido con dos hombres detenidos y otras dos personas investigadas por su presunta relación con el caso, que afecta a un total de 42 habitaciones, 30 alojamientos y 10 ciudades del país.
Unas 1.600 personas han sido víctimas de este delito que no solo concurre en una flagrante invasión de la privacidad y la intimidad, sino que además la explotaba vía online en streaming. Concretamente, de acuerdo a la información de la que se hace eco la CNN, el sitio web a través del cual se ofrecía la retransmisión contaba con más de 4.000 miembros, 97 de los cuales llegaron a pagar hasta 40 euros mensuales para tener acceso a servicios extra, como poder ver repetidas las emisiones en directos.
Para todo ello, los implicados habían colocado estratégicamente distintas cámaras diminutas que se encontraban camufladas en distintas zonas o dispositivos del inmueble, como por ejemplo los cajetines de la televisión digital, agujeros en la pared o incluso en los agarraderos o soportes en los que se deja el secador del pelo, tal y como ha informado el Departamento Cibernético de Investigación de la Agencia Nacional de Policía en un comunicado.
Según las autoridades, “hay casos similares en el pasado donde cámaras ilegales fueron secretamente instaladas, monitorizadas y observadas continuamente en secreto”, pero lo que es nuevo para ellos es que esta es “la primera vez” en la que la policía se topa con un caso en el que “los vídeos eran retransmitidos en directo a través de Internet”.
Como la propia policía indica, si bien este suceso, en su particularidad, es todavía más flagrante, este problema persigue a una sociedad que ya el año pasado hubo de echarse a las calles para protestar por las grabaciones ilícitas y las cámaras espías instaladas en distintas ubicaciones y servicios. Concretamente, según cita CNN, en 2017 fueron 6.400 los casos relacionados con grabaciones ilegales, que experimentaron un incremento dramático.
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