Se han convertido en la gran atracción del zoológico de Copenhague este invierno. Son dos osas polares que se llaman Lynn e Imaq. Son madre e hija. Y juguetean en la nieve para deleite de los visitantes. La pequeña tiene dos años pero es casi del tamaño de su madre, que tiene nueve. Aunque ya no es un cachorro se comporta como tal, jugando y exigiendo la atención constante de Lynn. Dentro de un año alcanzará la madurez sexual, momento en el que, de estar en la naturaleza, sería expulsada del regazo materno y emprendería una vida solitaria. En ese momento será trasladada a otro centro para convertirse en madre y mantener así la población de estos ejemplares en zoológicos europeos.