La escalada bélica entre israelíes y palestinos entra en su segunda semana sin señales de una posible tregua. Los bombardeos y el estruendo de las explosiones no cesa, y el trágico balance del enfrentamiento deja ya más de 200 muertos.
En los escasos 360 kilómetros cuadrados de la Franja no hay escapatoria, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha dejado claro que los ataques continuarán: ha ordenado al Ejército israelí proseguir con la ofensiva contra las milicias palestinas de Gaza.
"He aprobado los planes operativos (...). La orden es seguir golpeando los objetivos terroristas. El Ejército lo está haciendo bien", ha dicho, al tiempo que ha destacado la "eliminación de otro alto mando de Yihad Islámica", el ataque sobre una "unidad naval de Hamás" y nuevos ataques sobre la red de túneles de Hamás.
Mientras, desde el otro lado, continúa el lanzamiento de cohetes por parte de las milicias palestinas sobre territorio israelí y los disturbios entre fuerzas de seguridad israelíes y colonos, por un lado, y árabes de Cisjordania e Israel por otro. Resultado de estos disturbios, este lunes ha fallecido un ciudadano israelí herido el pasado martes durante un enfrentamiento con un grupo de árabes en Lod.
En total, se han contabilizado diez israelíes muertos desde que comenzó la escalada de violencia, y más de 200 palestinos.
Como consecuencia de los incesantes ataques, el único laboratorio de la Franja de Gaza que realiza pruebas del coronavirus ha resultado dañado por un bombardeo israelí y ha tenido que cesar completamente su actividad, según ha denunciado el Ministerio de Sanidad de la Franja de Gaza.
El objetivo de los ataques israelíes sería el edificio Faisal al Shawa, situado al otro lado de la calle del laboratorio, por lo que éste fue alcanzado por los proyectiles de un bombardeo israelí, ha relatado el ministro de Sanidad del Gobierno de Hamás en Gaza, Yusuf Abú Rish, citado por la prensa israelí.
El Ejército israelí, por su parte, no se ha pronunciado al respecto, de momento.
Al conflicto bélico y la trágica situación en la Franja se añaden además los estragos causados por la pandemia del coronavirus: solo el 1 por ciento de la población de Gaza está vacunada contra el SARS-CoV-2, dato que sumado a las altas tasas de incidencia del virus y al apiñamiento de civiles en refugios durante los bombardeos, hace que las autoridades se teman un estallido de los contagios.
La situación en la Franja, además, se ha visto agravada por una reducción aún mayor del suministro eléctrico, que se limita a entre tres y cuatro horas debido a la destrucción del tendido eléctrico en los bombardeos.
La Empresa de Distribución de Electricidad de Gaza ha explicado en concreto que ocho de las diez líneas de alta tensión procedentes de Israel han quedado "gravemente dañadas" y ha alertado de las consecuencias a nivel humanitario de esta situación.
Más allá, la única central eléctrica de Gaza podría dejar de funcionar por falta de combustible diésel tras el cierre del paso fronterizo de Kerem Shalom.
Además, también se ha conocido este lunes la muerte del director de medicina interna del Hospital de Shifa, el más importante de la Franja de Gaza, Aiman Abú al Uf, y del psiquiatra gazatí Moen al Alul. La filial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en los territorios palestinos ha manifestado su "profunda tristeza" por la muerte de Abú al Uf y Al Alul.
En total, según cifras de la OMS, serían aproximadamente 222 los palestinos muertos y 6.046 los heridos desde el inicio de los bombardeos israelíes. Además ha contabilizado 91 ataques contra objetivos sanitarios, ha denunciado la destrucción de carreteras, lo que impide el acceso de las ambulancias y un "alto riesgo de COVID-19 por la población desplazada y los daños causados".
En Cisjordania son al menos 22 los palestinos fallecidos, el último de ellos un joven de 18 años tiroteado por militares israelíes cerca del campamento de refugiados de Al Arub, cerca de Hebrón, según informa la prensa israelí.