Menos de un año después de la abrupta dimisión de Evo Morales y de su partida al exilio, la formación del expresidente boliviano -el Movimiento al Socialismo (MAS)- se ha alzado con el triunfo. ¿Cuáles son las razones de la llegada al poder de su delfín, Luis Arce, Lucho??
El escenario que resulta de las elecciones del 18 de octubre, con un contundente triunfo en primera vuelta, hubiese sido difícil de imaginar el 10 de noviembre de 2019, cuando Morales renunció a la presidencia después de que el Ejército le retirara su apoyo. Se iba por la puerta de atrás, entre fuertes protestas y denuncias de fraude electoral, tras 14 años como presidente. Ahora Bolivia, en plena crisis sanitaria y económica por el coronavirus, ha votado a favor del regreso de su partido. ¿Por qué?
Arce, de 57 años, fue ministro de Economía y figura clave en los Gobiernos del exmandatario indígena desde su triunfo en 2006. Sus partidarios alaban su gestión económica y le consideran el cerebro de las exitosas reformas que, dicen, llevaron al despegue económico de Bolivia durante los años en los que gobernó el MAS. Él estuvo en el cargo entre enero de 2006 y junio de 2017, cuando renunció por un cáncer de riñón. Tras recibir tratamiento en Brasil, asumió de nuevo la cartera de Economía en enero de 2019 (hasta noviembre de ese año).
Arce impulsó varias nacionalizaciones, como la de los hidrocarburos. Entre sus logros él proclama haber disminuido la brecha entre ricos y pobres y haber sacado de la pobreza extrema a dos millones de personas.
Muchos le perciben cómo el hombre que tiene en su mano la receta para sacar al país de la actual crisis económica. También el Fondo Monetario Internacional ha alabado su papel como "arquitecto del crecimiento económico en Bolivia".
La pandemia del coronavirus ha puesto al ese país de 11 millones de habitantes ante una de sus pruebas más difíciles. El colapso del sistema sanitario y la dramática acumulación de cadáveres en La Paz por la Covid-19 han debilitado al Gobierno interino de Jeanine Añez y a los líderes opositores que la secundaban. A ello se han sumado denuncias de corrupción y escándalos como la supuesta compra de respiradores con sobreprecio que llevó a la destitución de ministro de Sanidad, Marcelo Navajas, el pasado mayo.
La impopularidad de la presidenta interina hizo que esta retirara su candidatura electoral el pasado septiembre. Los sondeos le daban un penoso cuarto puesto y decidió, por ello, sumar fuerzas en torno a la candidatura de Carlos Mesa.
Añez, entonces vicepresidenta del Senado, se había puesto al frente del Gobierno interino tras la salida de Morales. El país quedó fuertemente polarizado, con los seguidores del expresidente denunciando un golpe de Estado y represión por parte del nuevo Ejecutivo. Aunque muchos de sus líderes han sido juzgados, encarcelados o han salido del país, el MAS ha demostrado que tiene una sólida base electoral con fuertes vínculos entre los movimientos campesinos y obreros.
Los detractores del exmandatario Morales no olvidan el origen del conflicto: su ansia de seguir optando al poder. En 2016 celebró un referéndum para preguntar a los bolivianos si querían cambiar la Constitución con el fin de eliminar los límites a la reelección presidencial. De esa forma, él podría presentarse a las elecciones por cuarta vez. Pero no le dieron luz verde. Y entonces en, 2017, el Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia anuló el resultado del referéndum y eliminó los límites a la presentación de candidaturas.
Evo volvió a ser aspirante en los comicios de 2019 y el controvertido recuento de los resultados hizo estallar la ira. En un principio parecía que habría una segunda vuelta entre él y su rival, Carlos Mesa. Pero el escrutinio fue paralizado durante 24 horas. Cuando se retomó se daba como ganador a Morales en primera vuelta. Las sospechas de irregularidades desembocaron en protestas y disturbios.
En una entrevista a la BBC, el presidente electo mantiene que no hubo ningún fraude y que aquello "fue un golpe de Estado de los partidos de la derecha". "Trataremos de construir algunos puentes para superar estas crisis. (...) Vamos a avanzar en nuestro proceso de cambio reconociendo nuestros errores", proclama.
Lo que todos se preguntan ahora es: ¿cuándo regresará Evo Morales del exilio? ¿Tendrá cabida en el nuevo Gobierno? "Si quiere volver a Bolivia y ayudarnos, no hay ningún problema", dice Arce. Pero, asegura, "será mi Gobierno". Y advierte: "Lo he dicho muchas veces: no soy Evo Morales. No soy Evo Morales".