La batalla en el Vaticano por la supuesta injerencia de Benedicto XVI
El papa emérito no está detrás de la auditoria del libro, según su entorno
Se ha abierto un debate sobre la función que debe tener el papa emérito
Hasta ahora la foto de Benedicto XVI aparecía en primer lugar en la portada del libro ‘Desde lo más profundo de nuestros corazones’, que defiende de forma férrea el mantenimiento del celibato en la Iglesia. Sin embargo, tras una serie de desmentidos, respuestas y contrarrespuestas, propias de un folletín por entregas, el rostro y el nombre del papa emérito desaparecerán del libro de la discordia.
El secretario personal de Benedicto, el monseñor alemán Georg Ganswein, ha intentado dar carpetazo al tema, asegurando que ha pedido al cardenal Robert Sarah, que figuraba como coautor del volumen, que no involucre a Joseph Ratzinger en la firma. Éste ha accedido y ha asegurado que saldrá publicado bajo su firma, con la contribución de Benedicto XVI.
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La publicación, prevista para este miércoles en Francia, se interpretó como una presión inaudita a Francisco, que debe decidir próximamente si permite que hombres casados puedan impartir sacramentos en zonas donde no hay curas. Pasaron horas de zozobra en el Vaticano, sorprendidos por la noticia, pero a última hora del lunes fuentes cercanas a Benedicto aseguraron que el papa emérito no está detrás de la autoría del libro y que todo forma parte de un montaje.
Diversos medios internacionales publicaron una filtración, atribuida de forma anónima al entorno de Ratzinger, que afirmaba que el volumen “no estuvo escrito a cuatro manos con el cardenal Sarah” y que ni siquiera existía consentimiento para que Benedicto apareciera en la portada. Lo que reconocen estas fuentes es que Ratzinger estaba escribiendo un breve texto sobre el sacerdocio, que Sarah le pidió consultar, y después este último decidió utilizarlo para dar forma a su libro.
En un primer momento, el Vaticano trató de restar importancia al libro, calificándolo en un editorial en sus medios oficiales como una “contribución filial” de sus autores hacia Francisco. Pero lo que primero no era tan grave, después sí lo era y, además, es falso.
Dos partes enfrentadas
Mientras tanto, el cardenal Sarah respondió que el desmentido representa una “difamación de excepcional gravedad” contra su persona. Y a modo de prueba publicó en Twitter varias cartas de Benedicto XVI en las que se muestra su colaboración. Entre septiembre y noviembre del año pasado, el papa emérito reconoce que sus fuerzas no le permiten elaborar un texto teológico, pero que sí ha podido escribir siete páginas de reflexiones que pone a disposición de Sarah.
Ambas versiones son compatibles, pues no parece que Ratzinger haya contribuido de forma extensa en un libro de unas 150 páginas, pero sí que se muestre de acuerdo con su contenido fundamental. El delicado estado de salud del papa emérito, de 92 años, ya ponía en entredicho su aportación, aunque sus consejeros siempre han defendido que se encuentra mentalmente lúcido. Después Sarah añadió, en un comunicado oficial, que Benedicto XVI conocía la existencia del ensayo y su fecha de publicación.
Otra cosa es que el cardenal guineano, convertido en el mejor ariete de un sector rigorista de la Iglesia, haya utilizado sus encuentros y la buena sintonía con Benedicto XVI para ponerle un sello de prestigio a sus reflexiones. Este sector ultraconservador, enfrentado a Francisco, lleva tiempo cortejando a Benedicto XVI para ganar legitimidad y sembrar discordia en el pontificado.
La mejor forma de medir las fuerzas de este sector es la votación en el pasado Sínodo de los obispos sobre la posibilidad de que hombres casados ejerzan como sacerdotes en lugares donde no hay curas. La disposición salió aprobada por 128 votos a favor por 41 en contra y fue la más discutida de los 120 puntos sometidos a debate. No se pueden identificar todos los votos positivos como aperturistas y los negativos como conservadores, pero da una idea del equilibrio de fuerzas. Es decir, los contrarios a la reforma son minoría, pero representan un grupo significativo.
¿Quién es Robert Sarah?
Como prefecto de la Congregación para el Culto Divino -uno de los ministerios vaticanos-, Robert Sarah representa bien el papel de estos últimos. Se trata de un hombre con poder dentro del Vaticano, que a menudo cuestiona el pragmatismo de Francisco para interpretar el dogma de la Iglesia. Ya ocurrió con otros temas, como la posibilidad de que los divorciados obtengan los sacramentos.
Aunque Sarah también se ha inmiscuido en las cuestiones que escapan al aspecto meramente doctrinal, al criticar que el papa argentino hable constantemente de la acogida a migrantes y refugiados. Que el cardenal guineano sea el preferido de la extrema derecha política lo demuestra el hecho de que es citado a menudo por Steve Bannon, el ex asesor de Donald Trump, o el ex ministro del Interior italiano Matteo Salvini. En septiembre pasado, cuando el líder de Vox, Santiago Abascal, visitó Roma también se reunió con Sarah.
Regular la figura de los dos papas
Al margen de la veracidad de la autoría del libro, el escándalo de las últimas horas ha abierto un debate sobre la función que debe tener el papa emérito y la convivencia con quien está en ejercicio. Los defensores de Francisco critican que la falta de regulación abre la puerta a que una pequeña camarilla pueda manipular a Benedicto XVI. La excepcionalidad de la coexistencia de dos papas ha impedido que el derecho canónico ofrezca una respuesta. A partir de ahora, el tema podría ser nuevo objeto de debate.