Cambian la arena de la playa por la gélida nieve de Kazajistán. Estos ancianos bañistas de Almaty acuden todos los días al río Budanovka para sumergirse en sus aguas congeladas. Con temperaturas bajo cero, afirman que este tipo de baños tienen propiedades terapeúticas. No es un simple baño, sino que es una especie de ritual que vienen practicando desde hace decenas de años. Con un himno, así es como celebran el fin del baño y agradecen a la naturaleza los beneficios aportados. Estos bañistas son seguidores del ruso Ivanov Porfiri, un sanador que animaba a quitarse la ropa y a sumergirse en aguas heladas con el fin de acercarse a la naturaleza. Entre sus miles de seguidores, se encuentra la esposa del Presidente de Kazajistán.