Banda Aceh, en Indonesia es un enorme armario, muy oscuro donde a las personas LGTBIQ se les veja en público. En unas imágenes sumamente duras y que pueden llegar a dañar la sensibilidad del espectador se ve cómo un encapuchado armado con una caña de flagela hasta 77 veces a un hombre al que pretende así domesticar.
Su delito es mantener relaciones con una persona de su mismo sexo, condenado por la sharia en Aceh --la única provincia de Indonesia donde rige la ley islámica-- que tipifica como delitos las relaciones entre personas del mismo sexo, el juego y las apuestas, beber y vender bebidas alcohólicas, la violación, el acoso sexual y el adulterio.
La crueldad del castigo al que someten al hombre es tal que quienes lo presencian sufren, incluso, desmayos. Le acusaron sus vecinos a quienes, como a una joven de 21 años, los azotes les parecen insuficientes. De hecho, algunos claman incluso por el destierro social.
La sharia permite que un hombre se case con cuatro mujeres, pero criminaliza la orientación sexual violando el Derecho Internacional. Esto sucede en pleno siglo XXI aún en un tercio de los países del mundo. En 12 de ellos, incluso, se castiga con la pena de muerte.