Miércoles sangriento en Myanmar. Al menos 38 manifestantes, algunos menores, han muerto, tiroteados por las fuerzas de seguridad. Una auténtica masacre para reprimir las marchas pacíficas que desde hace semanas exigen la restitución del gobierno elegido democráticamente.
En las imágenes, de cuya crudeza avisamos, primero disparan en el interior del vehículo y después golpean salvajemente a los sanitarios que atienden a los heridos. Mientras, en las calles, los muertos son arrastrados y los detenidos desfilan camino a los furgones.
Este miércoles, Myanmar ha escrito su capítulo más violento desde que surgieron las protestas tras el golpe de estado. La represión de la junta militar con munición real se califica de brutal.
Mientras las barricadas se multiplican por las principales ciudades del país
Esta joven de 19 años se ha convertido en uno de los símbolos de las protestas. En su camiseta un mensaje, todo irá bien y un aviso; si muero donad mis órganos. Poco después es asesinada de un disparo en la cabeza.
La comunidad internacional condena estos actos. El presidente francés pide el fin de la represión y Reino Unido urge al Consejo de Seguridad de la ONU a reunirse este viernes.
Christine Schraner Burgener, la enviada especial del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha señalado en rueda de prensa que se trata del "día más sangriento" desde que el Ejército tomara el poder el pasado 1 de febrero y que las víctimas mortales ya han superado las 50, a las que habría que sumar "muchos heridos".
Según denuncian asociaciones y medios locales, las fuerzas de seguridad han usado fuego real para dispersar las manifestaciones, que un día más han vuelto a inundar las calles de las principales ciudades de Birmania.