La tensión entre China y Australia se ha trasladado a otro escenario: WeChat. Se trata de la tercera aplicación de mensajería con más usuarios del mundo (1.251 millones) por detrás de WhatsApp (2.000 millones) y de Facebook Messenger (1.300 millones). Según denuncian el Gobierno conservador australiano y otros diputados del Parlamento, la cuenta del primer ministro, Scott Morrison, ha sido jaqueada por orden de la cúpula gubernamental del gigante asiático. El “secuestro” del perfil del líder australiano ha sido tomado como una injerencia extranjera en su política doméstica, llevada a cabo en uno de los foros online clave para que el Partido Liberal promocione su mensaje entre la población chino-australiana.
Las elecciones se celebrarán en abril de este año y los intentos por recuperar la cuenta del premier no han fructificado después de que, según la versión del Gobierno australiano, WeChat -a través de su empresa matriz, Tencet-, se haya “negado” a darles una respuesta. El perfil del líder de la oposición, Anthony Albanese, líder del partido laborista, sigue activo.
El Gobierno de Xi Jinping se ha desmarcado de las acusaciones de estar detrás de este “jaqueo” y afirman que una empresa local, ‘Fuzhou 985 Information Technology’ ha comprado el perfil. Aunque la adquisición ha sido confirmada y WeChat ha insistido en que no hay indicios de que alguien haya tomado la cuenta de manera ilegal, las dudas por parte de Australia no se han disipado y siguen pensando que la maniobra tiene su origen en el interés de China en que se produzca un cambio de Gobierno en abril.
Los usuarios que seguían la cuenta de Morrison, ahora ven otro perfil en WeChat: ‘Australian-Chinese New Life’ (Nueva Vida Chino-Australiana), con la siguiente descripción: “Proporcionando información a la comunidad china sobre cómo vivir en Australia”. Además, el cambio fue explicado con este mensaje por parte de la plataforma.
Las sospechas por parte de Australia han sido verbalizadas por el diputado y presidente de la Comisión Parlamentaria de Inteligencia y Seguridad, James Paterson. “WeChat es propiedad de Tencent, que es una de las empresas teóricamente privadas más controladas de China”, ha afirmado. “Censura la plataforma en todo el mundo. La utiliza para vigilar y controlar a la comunidad china en el extranjero. Lo que el gobierno chino ha hecho al cerrar la cuenta del primer ministro es, efectivamente, una interferencia extranjera en nuestra democracia en año electoral”, sentenció en Nine Radio.
Miembros de la oposición han expresado su preocupación por esta potencial injerencia de China en los meses preelectorales, mientras que otros diputados liberales abogan por boicotear WeChat y no usar la plataforma antes y durante las elecciones. Cada vez son más las voces que piden un pacto entre partidos para no usar la aplicación durante la campaña en un foro que es clave, ya que un 5% de la población australiana tiene origen chino. También hay algunas voces dentro de Australia que critican a Morrison de estar intentando desviar la atención de la mala gestión de la pandemia (no hay suministro de test rápidos) con el bloqueo de su cuenta de WeChat, una circunstancia que, dicen, no tiene nada que ver con el Gobierno chino.
Para abrir una cuenta en WeChat es necesario que el propietario proporcione un documento de identidad chino o que ésta esté vinculada a una empresa ubicada en China. La oficina del primer ministro australiano utilizó en 2019 a una agencia del país asiático para registrar el perfil, que a su vez estaba vinculado a un ciudadano chino que según los registros de la aplicación lleva el nombre de Mr. Ji y, según ABC, es natural de la provincia meridional de Fujian. Los problemas de acceso a la cuenta comenzaron hace alrededor de seis meses y, a comienzos de este año, el perfil quedó completamente bloqueado. El usar a un ciudadano chino como gestor de este tipo de perfiles se ha convertido en una práctica común no sólo entre los políticos australianos, sino entre los medios de comunicación y roza el incumplimiento de la normativa de la plataforma. Sin embargo, los riesgos son variados.
Tal y como le ha sucedido a Morrison, una empresa puede adquirir el perfil siempre que la transferencia sea aprobada por WeChat. En este caso, éste ha sido comprado a Mr. Jin sin que haya trascendido la motivación por vender (con o contra su voluntad) o la suma económica recibida. Según el director ejecutivo de ‘Fuzhou 985 Information Technology’, Huang Aipeng, el perfil se compró en noviembre, y estuvo atraído por los 75.000 seguidores que tenía la cuenta. En declaraciones a ABC, ha afirmado que no piensa devolverla y ha confesado que ni siquiera sabía quién era Morrison.
La acusación de Australia a China de injerencia electoral en su democracia es el último episodio de una saga que cuenta con otros capítulos que siguen tensando las relaciones entre ambos países. Éstas comenzaron a deteriorarse en 2018 tras la preocupación de la creciente influencia china en varios sectores de la sociedad australiana (Gobierno, universidades, medios de comunicación…).
El Gobierno de Morrison ha mostrado su apoyo a Taiwán y, recientemente, Australia fue uno de los primeros países en pedir una investigación independiente sobre el origen del covid-19 en Wuhan, algo que no gustó al Ejecutivo de Xi Jinping. Como respuesta, el Gobierno chino introdujo altos aranceles a los productos australianos, unas políticas comerciales interpretadas como coercitivas por parte de Australia. Además, Morrison ha adquirido una importante flota de submarinos nucleares a Estados Unidos, un acuerdo que China ha entendido como una amenaza al estrecharse la relación militar en la zona con el país norteamericano.
Son varios los frentes que China tiene abiertos y uno de los más activos es el de Taiwán, a quien consideran parte de su territorio a pesar de tratarse de un país independiente. Las acciones militares, interpretadas como intimidatorias por Taiwán y sus aliados (entre ellos, EE.UU), son cada vez mayores y la última amenaza ha llegado tras la incursión de 39 cazas de guerra en espacio aéreo taiwanés este domingo. Tal y como informó el Ministerio de Defensa de Taiwán, se trata de la mayor irrupción en lo que va de año. Un día antes, el sábado, EE.UU. y Japón protagonizaron maniobras militares en el mar de Filipinas, al este de Taiwán, aunque no se ha especificado cuán cerca estuvieron de su territorio.
La respuesta de Taiwán incluyó la emisión de avisos por radio a los aviones chinos y el despliegue de misiles de defensa aérea. Esta nueva incursión llega casi cinco meses después de la mayor registrada hasta el momento. El 4 de octubre de 2021, China envió 56 cazas a espacio aéreo taiwanés.