Si la famosa matanza de Columbine, en 1990, conmocionó al mundo, las cifras desde entonces no han parado de aumentar y cada vez son más estremecedoras. En aquella ocasión, dos estudiantes de último año de la Escuela Secundaria del municipio asesinaron a 12 estudiantes y un profesor. 99 artefactos explosivos e incluso un coche bomba consiguieron movilizar los jóvenes, quienes posteriormente se suicidaron.
La masacre es conocida como “el tiroteo más mortífero en una escuela secundaria en toda la historia de Estados Unidos”. Hasta este año. En lo que va de 2018 han tenido lugar un total de cuatro tiroteos masivos en centros educativos de todo el mundo. Todos ellos perpetrados por jóvenes, alumnos o ex alumnos de los institutos y colegios, que han dejado, por ahora, 49 fallecidos.
La sinrazón de la violencia armada en los centros durante el 2018 comenzaba el pasado 23 de enero. Ese día, un adolescente de 15 años de edad desataba el caos en una escuela secundaria de una zona rural de Kentucky. Armado con una pistola, dejaba dos personas muertas –un chico y una chica de la misma edad- y 17 heridos, 12 de ellos por herida de bala. Al no tener la mayoría de edad, las autoridades de Estados Unidos no informaron ni del motivo ni de la identidad del menor.
San Valentín llegó con masacre a Estados Unidos, ya que Nikolas Cruz asesinó a 18 de personas en un instituto de Parkland el 14 de febrero. El joven de 19 años, ex alumno del centro, había sido expulsado del mismo por indisciplina. Solitario y obsesionado con las armas, se jactó de que sería “el próximo tirador escolar de 2018” en un vídeo. Y lo consiguió.
No era la primera vez que sembraba el pánico entre sus compañeros, ya que no eran pocos los que habían sufrido sus amenazas. “El año pasado había amenazado a algunos estudiantes y se le pidió que abandonara el centro”, aseguró un profesor de matemáticas al Miami Herald. A su carácter se unió, además, la muerte de su madre en noviembre del 2017, por lo que se quedó huérfano.
La matanza dejó en evidencia también al FBI, ya que en enero, un usuario de YouTube había avisado del famoso vídeo en el que se definía como el próximo tirador. Nada le impidió ejecutar sus planes, ya que la agencia federal no fue capaz de identificar a la persona, a pesar de que reconocieron haber recibido esa información. La sangre fría de Cruz fue tal, que tras el tiroteo, incluso hizo varias paradas en restaurantes de comida rápida, aunque finalmente fue detenido.
Con una camiseta con el mensaje “Born to Kill” (“Nacido para matar”), se presentó Dimitrios Pagourtzis en su escuela de secundaria en la ciudad de Santa Fe, en el estado de Texas. Allí, el joven de 17 años acabó con la vida de 10 personas. Antes del suceso, el adolescente colgó imágenes de armas, fotos con símbolos nazis y la anteriormente mencionada prenda en sus redes sociales. Sin embargo, nada hizo presagiar tal masacre.
Pagourtzis, quien llevaba varios meses acosando a sus víctimas, mataba a la vez que dedicaba estremecedoras palabras a sus víctimas. "Escuchaba música y hacía bromas mientras lo hacía", recordaba tras la masacre Trenton Beazley, uno de los alumnos testigo del suceso. "Cada vez que mataba a alguien, decía: 'Otro muerde el polvo'", agregaba. (Another one bites the dust, en referencia a la famosa canción de Queen).
El tiroteo de Crimea ha sido el último perpetrado por un joven alumno del centro. El más mortífero de todos, ya que ha terminado con la vida de al menos 19 personas, Vladislav Rosliakov estaba obsesionado con los asesinos en serie, según han publicado varios medios rusos. El joven consiguió el pasado 8 de septiembre un rifle de calibre 12 y compró 150 cartuchos de munición para él hace unos días.
49 muertos y más de 70 heridos en cuatro tiroteos llevados a cabo por jóvenes de entre 15 y 19 años. Todo para acabar con la vida de los estudiantes con los que, horas antes de comenzar a matar, se cruzaba por los pasillos.