Si organizar una boda ya cuesta esfuerzo y dinero, imagínese una reunión de alto nivel con 193 líderes mundiales. Sólo en la agenda del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ya están confirmadas 140 reuniones bilaterales. Además, decenas de eventos, ruedas de prensa, conferencias y reuniones bilaterales entre países tendrán lugar en Nueva York esta semana.
Sin duda, una gran inyección económica para la ciudad, y más puestos de trabajo. Esto es lo que trae la Asamblea General a la capital del mundo, pero ¿Qué se lleva a cambio?
Las Naciones Unidas se financian por dos vías: mediante pagos obligatorios, y gracias a contribuciones voluntarias. Cada uno de los 193 miembros de la organización debe asumir un porcentaje del presupuesto regular de la ONU. Cuánto paga cada país vendrá determinado por su capacidad de pago, y esto se calcula en función del ingreso nacional por habitante.
Un total de 3.064 millones de dólares brutos es el presupuesto con el que cuenta este año la ONU. Una parte se destina a la organización de la Asamblea General, pero descubrir cuál, no es tarea fácil. "Todavía es temprano para conocer estos datos", nos dicen desde la Organización. Hay tantos departamentos involucrados, que es imposible conocer la cifra exacta total.
Esto es lo hemos podido averiguar de los costes del pasado año: alrededor de 7 millones de dólares van destinados a seguridad, que es sin duda el factor más importante en esta reunión de alto nivel. Ésta, es una de las partidas más caras. El precio de una de las carpas exteriores ronda los 8.000 dólares, este año hemos contado al menos 9, en total 72.000 dólares.
Otro dato: al margen de las Naciones Unidas, EE. UU. gastó el año pasado 2.5 millones de dólares en eventos privados en el Hotel Lotte de Nueva York, según documentos Federales publicados por un periódico local. Además, la administración de Donald Trump invirtió 54.000 dólares en carpas al aire libre.
Cuando NIUS llega a las Naciones Unidas para escribir este artículo, nos encontramos con un trabajador en el ascensor. Nos cuenta que ha sido contratado por el organismo durante los días que se celebre la Asamblea General para acompañar a los asistentes en sus traslados entre plantas. Su labor estos días será apretar los botones del ascensor. Un claro ejemplo de que aquí, estos días, hay trabajo para todos.
El pasado año más de 15.600 personas colaboraron en eventos relacionados con la Asamblea General, y todas y cada una de estas personas tuvieron que superar antes un "background check", una verificación de antecedentes penales. Al frente de muchas de ellas se encuentra Fernando Barquín, Coordinador de Eventos de las Naciones Unidas. Fernando comenzó a trabajar de mensajero en el organismo hace 29 años, hoy nada le coge por sorpresa.
"Más o menos ya sabes los tiempos de las misiones y lo que buscan. Hay espacios para exposiciones o reuniones que los países los reservan en cuanto termina esta Asamblea, ya para el 2020, porque aquí tenemos el espacio limitado", nos cuenta. El año pasado, se celebraron en los espacios de la ONU 1.676 reuniones bilaterales entre países, nos cuentan desde el departamento de prensa del organismo.
Algunos espacios de la ONU incluso se transforman completamente. Por ejemplo, el área de reuniones de los delegados, este este martes será el salón que acoja un almuerzo ofrecido por el Secretario General a los diferentes jefes de Estado, una sala lista para un gran banquete. "Ahora estamos cambiando las bombillas, pintando las paredes, arreglando la moqueta del suelo, decorando, y por supuesto, colocando las banderas de todos los estados miembros", explica Fernando. Serán alrededor de 200 invitados.
Sabemos por otros años que ese día casi todas las cortinas de la ONU permanecen cerradas. Quién o quiénes están en esa sala, no debe verse desde fuera de los edificios, de nuevo, por seguridad.
Respecto al menú, Fernando nos confiesa que es muy normal. "Ensalada, pescado y carne. Lo corriente, nada muy elaborado", asegura. Más de un político suele traer su propia comida, a veces por cuestiones de salud, otras simplemente por gusto. ¿Y el vino?, le preguntamos, "no suelen beber mucho vino, más bien poco porque tienen muchos encuentros".
Y no es para menos, hasta el pasado jueves se había confirmadas 560 reuniones oficiales, sin incluir reuniones bilaterales entre los miembros de la ONU. Desde luego, una semana de mucho trabajo.