Hagan fue el único de los tres detenidos por la muerte de Malcolm X que reconoció su participación en un asesinato cometido el 21 de febrero de 1965 cuando el activista hablaba en Nueva York ante 400 personas y toda su familia, por el que fue condenado a una pena de entre 20 años de cárcel y cadena perpetua.
Los otros dos condenados por la muerte del activista afroamericano, Muhammad Abdul Aziz y Khalil Islam, negaron haberlo asesinado y consiguieron la libertad condicional en 1985 y 1987, respectivamente. "Tengo profundos remordimientos sobre mi participación (en el asesinato). Considero que jamás tendría que haber ocurrido", dijo Hagan ante el tribunal que finalmente accedió a otorgarle la libertad condicional, informa el canal de noticias estadounidense CNN.
Para obtener la libertad condicional, Hagan tuvo que buscar un empleo que debía conservar -trabaja en el mismo lugar desde hace siete años- y mantener a sus hijos, así como cumplir condiciones que le imponía el tribunal y que ahora deberá mantenerlas.
El centro penitenciario al que acudía hasta ahora Hagan se encuentra curiosamente en la esquina de la calle 110 de Manhattan con en el bulevar Malcolm X, la vía que la ciudad de Nueva York dedicó a la memoria de uno de los líderes afroamericanos más activos de su historia.