El pulmón del planeta, ubicado en la región brasileña del Amazonas, es otro de los focos a apagar tras haber registrado más de un 80% de incendios que el mismo periodo hace tan solo un año. Las hectáreas quemadas preocupan a toda la población mundial y a su presidente Jair Bolsonaro, que ha señalado a algunas ONG´s como posibles culpables de provocar este hecho tras "no haber recibido ningún tipo de financiación en 2019 y estar molestas" sin tener pruebas para demostrarlo.
Según el mandatario, una acción delictiva que estaría siendo ejecutada por estas personas para llamar la atención contra el Gobierno de Brasil. El presidente también ha criticado a los gobernadores de los estados en los que se encuentra el Amazonas asegurando que no "mueven ni un dedo" por evitarlo y que, incluso, "disfrutan con ello". "Hay un gobernador, no quiero dar el nombre, que se muestra tolerante con lo que está ocurriendo y echa la culpa al Gobierno federal", ha denunciado en el Palacio de Alvorada.
Cifras "récord" según los agentes forestales que han calcinado 72.843 hectáreas en Brasil, según un estudio del centro de investigación espacial INPE, que en porcentaje se traduce a un 83 % más en comparación con el mismo periodo de 2018. Preocupación mayor cuando en apenas seis días han tenido lugar 9.507 de ellos en el área del bosque tropical más grande del mundo y al que se considera vital para contrarrestar el calentamiento global.
Las consecuencias de los incendios son palpables en el denso humo que recubre el estado septentrional de Roraima actualmente, también el del Amazonas que declaró el 9 de agosto una emergencia en el sur y en su capital, Manaos, mientras que Acre, en la frontera con Perú, ha estado en alarma ambiental desde el viernes.
La deforestación también ha perjudicado a áreas como Mato Grosso y Pará, dos estados agrícolas que han empujado la agricultura hacia la cuenca del Amazonas, próxima a los incidentes medioambientales.