Anna, vivir sin agua ni luz en Ucrania y pegada a una mochila para bajar al refugio
Anna, que no quiere desvelar su ubicación por miedo, explica que están listos para bajar al búnker y que "no hay agua ni luz" en las casas
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No cabe duda de que la huida es ya de por sí durísima para los refugiados ucranianos, pero más difícil resulta aún vivir la guerra y los continuos bombardeos bajo tierra, con el alma en vilo por si toca de nuevo bajar a un búnker. Y estar ahí en una casa sin luz, sin agua, que los vecinos recogen de las tuberías de las calles.
En esa situación, y en un punto del país que pide no revelar por miedo, está Anna. Sin poder contener las lágrimas, asegura que "siempre tenemos la mochila preparada para bajar al refugio. Es increíble, de verdad". En una imagen que envía la propia Anna se puede ver a sus vecinos recogiendo agua de las tuberías de la calle. Es lo que tienen ahora.
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Stefan, vuelta a Ucrania a ayudar a su país tras 20 años en Madrid
El panorama es sombrío pero la ayuda da un respiro. A una nave de Kiev llegan a diario furgonetas con ayuda procedente de toda Europa. Camiones que desafían las bombas a diario para traer comida a los ucranianos desde la frontera. Ese riesgo lo asumen personas como Stefan.
Él llevaba 20 años viviendo en Madrid. pero no podía quedarse impasible ante el sufrimiento de su gente. Recorrió cuatro mil kilómetros hasta la frontera polaca y ahora llena su vehículo de alimentos para llevarlos personalmente a las ciudades ucranianas que lo necesitan. Stefan ha cambiado su vida de un día para otro. Como Alexander Pilipenko, hoy es un soldado ucraniano, hace menos de dos semanas su empresa vendía alimentos españoles. "Necesitamos chalecos antibalas, rodilleras, coderas, torniquetes...".
Toda esta ayuda internacional que llega la necesitan personas como Victoria, encerrada en un búnker de Kiev desde hace 12 días. En otro punto del país, que nos pide no revelar por miedo, está Anna. Nos manda una imagen increíble de sus vecinos recogiendo agua de la calle.
Stefan ha cambiado su vida de un día para otro, como un soldado ucraniano que antes de la invasión rusa trabajaba para una empresa que vendía productos españoles. "Necesitamos chalecos antibalas, rodilleras, coderas y torniquetes", reclama.
Toda esta ayuda que llega a Ucrania la necesitan personas como Victoria, encerrada en un búnker de Kiev. "Seguramente los rusos van a intentar matar a todos. Por eso, los que están con niños se quedan aquí".