Peng Lianquing, de 73 años, cuando se levantó de la cama ese día de 1978 no imaginaba que con el simple gesto de abrir la puerta su vida cambiaría radicalmente. Fue en el suelo de la puerta de su casa de Changsha, en China, donde abandonaron a un bebé de tan solo dos semanas de edad, pero ella pensaba que era el destino quien había dejado a ese bebé en su puerta y por eso se negó a llevarlo a un orfanato y decidió adoptarlo, incluso a pesar de diagnosticarle poco después una parálisis cerebral que le obligaría a cuidarle durante el resto de sus días.
A Lianquing no le importó la discapacidad de aquel bebé que había llegado hasta su puerta y decidió darle todo su amor, con una dedicación absoluta. La bondadosa madre lleva con orgullo un título que a pesar de que la sangre no les vincula, lo hace algo más poderoso, un amor puro y desinteresado.
A sus 73 años asegura al medio local PearVideo que ha sido un placer criar a esa criatura.
Lianqing recuerda la mañana en la que su hijo apareció en su vida, de profesión enfermera, ese día libraba de su turno y cuando se despertó escuchó por la ventana el llanto de un bebé. Cuando abrió la puerta encontró una canastilla con un bebé dentro y una nota con la fecha de nacimiento del niño.
En ese momento la mujer tenía 31 años, así que ella y su marido decidieron adoptar al pequeño ya que no habían podido tener descendencia. Asegura que la llegada del niño trajo “mucha diversión a la familia”
A la edad de dos años y durante un chequeo rutinario, la mujer advirtió a los médicos que el niño a pesar de la edad no había aprendido a caminar, por lo que poco después le diagnosticaron parálisis cerebral. Los médicos le dijeron que su hijo no podría hablar ni caminar.
El marido de Lianquing y su suegra le dijeron que lo mejor era entregar el niño a un orfanato, pero ella se negó y durante los 42 años del chico, no se ha separado de él ni un momento, pese a que ello le costó la relación con su esposo, la cual se distanció con el tiempo.
Pese a contar tan solo con su pensión para cuidar de su hijo, nunca ha dejado de procurarle los mejores cuidados y atención, un amor de los que llenan al mundo de esperanza.