"Hablar podría haber salvado a mi hermano". Esta es la frase que más repite Alex George. A sus 30 años, este médico de urgencias reconoce que su mente retrocede a menudo en el tiempo hasta julio del año pasado cuando su hermano Llŷr, de 19, se suicidó. Estaba esperando las notas de los exámenes de acceso a la universidad. También quería estudiar medicina.
Este doctor cree que la presión académica, unida a la pandemia, fue demasiado para el pequeño de la familia. Le pesa que nunca contase que lo estaba pasando mal, que tomase la decisión de quitarse la vida sin consultarlo con él, que no solo era el hermano mayor, sino además un activista de la salud mental y, por tanto, le habría comprendido y apoyado. "Es un recordatorio de que todavía hay estigma. Si no lo hubiese, quizá habría pedido ayuda", ha comentado a la BBC.
Este galés se hizo famoso en 2018 cuando participó en la cuarta temporada del programa de telerrealidad 'Love Island'. Después volvió a trabajar en el hospital universitario de Lewisham, en Londres, y empezó a colaborar con distintos programas de televisión para hablar sobre salud mental. Y lanzó un podcast –'The Waiting Room with Dr Alex'- en el que entrevistaba a profesionales de la sanidad sobre salud y temas de bienestar. Su primer libro 'Vive bien todos los días' sale a la venta en mayo.
A principios de año lanzó una campaña solicitando al Gobierno que priorizase la salud entre los niños y adolescentes, especialmente durante la pandemia. La fotografía que este médico, con casi 2 millones de seguidores en Instagram, colgó en redes sociales con un cartel en el que decía "Boris, hablemos" se hizo viral.
Y fue dicho y hecho. En febrero, durante la llamada 'Semana de la Salud Mental' se reunió en Downing street con el Primer Ministro, Boris Johnson, que lo ha nombrado embajador para la salud mental juvenil. Su misión, por amor al arte y sin remuneración, ayudará a forjar la política del Ejecutivo británico y aconsejará sobre cómo apoyar a los niños y jóvenes en esta materia.
Una asignatura más en la escuela
La pandemia y los confinamientos (en el Reino Unido vamos por el tercero) han impactado en los jóvenes hasta tal punto de que, según la Seguridad Social británica, 1 de cada 6 sufre algún tipo de problema mental (en 2017: 1 de cada 9).
El Gobierno recientemente ha prometido 580 millones de euros para abordar este problema. La Secretaria de Estado para la Salud Mental y la Prevención del Suicidio, Nadine Dorries, ha confirmado que, de ellos, 92 millones se dedicarán a que los más pequeños puedan acceder a más servicios comunitarios y a detectar y abordar los casos en los colegios.
"Nuestros niños tienen derecho a recibir apoyo y una educación para la salud mental de calidad que les prepare de forma adecuada para el mundo en el que vivimos", defiende Alex George, que piensa que "hay que cambiar el programa escolar y que la salud mental se ponga al nivel de asignaturas como las matemáticas o la lengua inglesa".
Stephen Fry abrió camino
El actor británico Stephen Fry fue uno de los primeros famosos en el Reino Unido que habló abiertamente de los problemas mentales que había sufrido. En 2006 grabó para la BBC "La vida secreta de un maniaco depresivo" para compartir así su trastorno bipolar. Once años antes había intentado suicidarse, dejó el país y pensó que nunca volvería al Reino Unido.
Cuando regresó, en secreto para evadir a la prensa, fue por fin diagnosticado. "Nunca había escuchado esa palabra antes", confesó, "pero por primera vez, a los 37, tenía un diagnóstico que explicaba los subidones y los horribles bajones que he experimentado toda mi vida".
Desde 2011 este cómico es el Presidente de 'Mind', una de las ONGs más prestigiosas en este campo, y no deja de relatar sin tapujos sus sentimientos para ayudar a otros, como en el reciente artículo de 'The Guardian' titulado "Una parte de ti dice que estás en el infierno". También apoya todo tipo de iniciativas en este campo.
"Hablemos de soledad"
Aunque nunca parezca suficiente, la salud mental se ha convertido en un tema que se aborda con frecuencia en los medios de comunicación del Reino Unido. Ya antes de la pandemia uno de cada cinco adultos aseguraba que se sentía solo casi todo el tiempo. La cuestión llegó a preocupar tanto que en 2018 la entonces Primer Ministra, Theresa May, creó una Secretaría de Estado para la Soledad.
Entre todas las iniciativas que se han lanzado en este país para combatir este problema destaca 'Let’s talk about loneliness'. Creada por el Gobierno británico, implica a distintas ONGs, como 'The Reading Agency', que cree en el poder de la literatura para mejorar nuestro bienestar.
Ayuda al alcance de cualquiera
En un mes normal, el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido puede llegar a recibir unas 150.000 peticiones para que una persona sea derivada por un problema de salud mental, como depresión o ansiedad. En abril de 2020, debido al primer confinamiento, había bajado hasta 60.000. Durante el verano pasado poco a poco se fue volviendo a cotas anteriores, pero el segundo y tercer encierro han vuelto a impactar en la capacidad del sistema, aunque algunos servicios, como la terapia a través de internet, se han podido mantener. Además, en estos dos últimos confinamientos la terapia de grupo se ha considerado como una "excusa razonable" para salir de casa.
A mediados de 2020, una de cada cinco personas en el Reino Unido sufría depresión, el doble que el año anterior, según la Oficina Nacional de Estadística. Datos del Centro para la Salud Mental del Reino Unido revelan que hasta 10 millones de personas necesitarán apoyo nuevo o adicional como consecuencia de la pandemia.
A diferencia de otros países, la red de psicólogos y terapeutas en la Seguridad Social británica es enorme y de muy fácil acceso. Y tiene por qué ser un problema grave, ni tiene que ser derivado por el médico de familia. Basta rellenar un formulario en internet contando tu caso. Unos días después recibes cita para una entrevista telefónica que acaba con una presencial para iniciar la terapia.
No hace falta que tu caso sea extremo: basta que estés viviendo un mal momento, un periodo con la autoestima por los suelos, derivado de la pérdida de empleo o una ruptura sentimental, para que te asignen un terapeuta para acompañarte en este proceso. La ayuda, en muchos casos está ahí. Sin embargo, lo más complicado es que la persona afectada pida ayuda.
Y ese es uno de los principales objetivos del doctor Alex George: que hablemos sobre lo que nos pasa; que no nos avergoncemos, que lo compartamos con otros… Y que demos más importancia a nuestro bienestar. "Esta crisis ha sido horrible, pero algo positivo es que nos hemos dado cuenta de lo vital que es cuidarnos", concluye.