África ha experimentado un aumento del 40 por ciento en los casos de coronavirus y muertes por COVID-19 en los últimos diez días, lo que ha disparado todas las alarmas y la sospecha de que la enfermedad ha acelerado definitivamente su expansión en el continente después de un comienzo lento. Pese a que en África cuentan con estrategias agresivas de detección y test, el aumento repentino -de más de 30.000 casos y 1.374 muertos- preocupa a los especialistas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido de que podría haber 10 millones de casos en el continente en tres a seis meses, aunque la cifra podría ser menor si los brotes se contienen rápidamente. "Estamos al principio en África", dijo la semana pasada el doctor Mike Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS.
Ya se ha informado de más de 30.000 casos confirmados de coronavirus en los 54 países de África, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África. Solo dos países africanos no han reportado ningún caso de la enfermedad: el pequeño reino montañoso de Lesotho en el sur de África y las Comoras, las pequeñas islas del Océano Índico.
Sudáfrica acumula la mayoría de casos del continente
Sudáfrica acumula la mayoría de los casos de Covid-19 del continente con 4.361, y a pesar de ello realizan hasta 10.000 pruebas cada día en un intento por encontrar y aislar la enfermedad. El número de casos en Sudáfrica es seguido de cerca por tres países en el norte de África: Egipto con 4.319 casos, Marruecos con 3.897 y Argelia con 3.256 casos. A pesar de que algunos de los peores efectos pueden ser mitigados por la juventud relativa de muchos en el continente, otros son más vulnerables debido a la desnutrición o al VIH.
Los sistemas de atención médica que carecen de recursos también tendrán dificultades para hacer frente al enorme aumento de personas infectadas y muchos países con millones de habitantes solo tienen un número muy pequeño de respiradores. Debido a las pruebas irregulares, ha sido difícil tomar una imagen completa de la propagación de la enfermedad en África.
Djibouti ha registrado 98.6 casos por cada 100.000 personas, la prevalencia más alta en el continente. Pero este pequeño país ha realizado poco más de 10.000 pruebas, tantas como la vecina Etiopía, que tiene una población de más de 100 millones. La situación se ha vuelto más difícil por el hecho de que en África el distanciamiento social no siempre es práctico debido a tantos barrios densos y pobres.
La semana pasada, el presidente Cyril Ramaphosa, quien impuso uno de los bloqueos más estrictos del mundo en Sudáfrica hace cuatro semanas, anunció una recuperación gradual de la actividad económica. El presidente dijo en un discurso televisado que "no podemos tomar medidas hoy que lamentaremos profundamente mañana, pero nuestra gente necesita comer". También anunció un ambicioso paquete de ayuda social y económica.
Sin embargo, todavía hay temores de una nueva ola de infecciones con el invierno en camino. Se espera que la estrategia de pruebas permita al continente reducir las medidas de confinamiento para que las personas puedan seguir ganándose la vida. Sin embargo, John Nkengasong, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África, dice que la mayoría de los países tienen una capacidad de prueba 'muy limitada' y 'muy tensa'. En los dos meses transcurridos desde que el continente comenzó a movilizarse para combatir el brote, se han realizado menos de 500.000 pruebas en la población de 1.300 millones. Según la ONU,el continente necesitaría 74 millones de kits de prueba y 30.000 respiradores.