Según informa el diario Daily Mail, Trevor estaba chateando cuando el resto de usuarios vieron aterrorizados como se colocaba una pistola en la cabeza y apretó matándose a si mismo. Ninguno de los testigos, además, se atrevió a llamar a los servicios de urgencias porque eran usuarios anónimos y no sabían dónde vivía el joven.
Después de tres meses de investigación, la policía ha llegado a la conclusión de que la muerte de Trevor no fue un suicidio si no un accidente.
Tras entrevistar a los testigos y de revisar los registros informáticos han determinado que Trevor no había sido coaccionado para dispararse.
Según varios testigos que estaban en la misma sala de chat que Trevor, todo era una broma y la pistola debía estar descargada. Pero, en la recámara del arma había una bala que nunca debería de haber estado allí.