Se lo puede ver caminando tranquilamente, a sus anchas, por las calles de Londres. Vive en una casa de protección oficial que le ha facilitado el gobierno y que está valorada en un millón de euros en una de las zonas más opulentas de Londres, en Maida Vale, donde vivía antes de ser condenado por terrorismo por los Estados Unidos. Adel Abdel Bary fue el jefe comunicación de Osama Bin Laden y de Al Qaeda hasta que fue arrestado en 1999 en Londres.
Fue detenido tras los ataques terroristas simultáneos en las embajadas estadounidenses de Kenia y Tanzania de 1998 en los que murieron 224 personas y dejaron 5.000 heridos. Esos ataques fueron reivindicados por Al Qaeda y por Osama Bin Laden y Aiman Al Zawahiri, que por primera vez llamaron la atención del FBI. Desde entonces Bin Laden se convirtió en el terrorista más buscado.
Varios medios han publicado imágenes de Abdel Bary hace unos días en la puerta de su casa mientras recibía el camión de la mudanza con los muebles, y otra foto en la que se le ve paseando por el barrio. Apenas se le puede reconocer. Es un hombre diferente. Ya ha cumplido los sesenta años. Se pasó trece años detenido bajo custodia en Londres mientras se celebraba la vista por su extradición, otros tres en Nueva York durante el juicio por terrorismo, y otros cinco de condena en una cárcel de Colorado entre 2015 y 2020. El 27 de octubre fue liberado por “compasión” del juez y ha vuelto a Londres.
Abdel Bary nació en Egipto en 1960 y tiene nacionalidad egipcia. Fue detenido en 1981 tras el asesinato del presidente egipcio Anwar Sadat en manos de radicales islámicos. Fue encarcelado y torturado. En 1991 pidió asilo político en Reino Unido y se lo concedieron en 1993. Para lograrlo utilizó la influencia de Amnistía Internacional y alegó las torturas sufridas. En 1995 fue condenado a muerte ‘in absentia’ en Egipto por conspiración para atentar en el mercado de Khan el-Khalili, en El Cairo.
De acuerdo con la acusación de la fiscalía de los Estados Unidos, Abdel Bary fue el líder de la cédula londinense de la organización terrorista Yihad Islámica Egipcia, que tenía como objetivo derrocar el régimen egipcio e instaurar en su lugar un Estado Islámico y que en 1998 se fusionó con Al-Qaeda. Arrendó un local en el norte de Londres, en el barrio de Kilburn, que se convirtió en “la oficina de información para los medios” de Bin Laden.
Estaba situada en Beethoven Street con Kilburn Lane. Y desde allí difundió propaganda y proporcionó “cobertura y apoyo para las actividades militares de Al Qaeda, incluida la contratación de aprendices, el desembolso de fondos y la adquisición del equipo necesario”. Fue el encargado de comunicar los atentados de Kenia y de Tanzania y de reproducir otras amenazas posteriores.
En 1999 fue detenido junto con otras nueve personas entre las que estaban Ibrahim Eidarous, que trabajaba con él en la oficina de Kilburn y que falleció de leucemia en 2008 mientras esperaba también ser extraditado. Intentaron procesarlo en el Reino Unido, pero no lo hicieron. Tras un largo proceso de extradición, fue entregado a las autoridades estadounidense en 2012 junto con el clérigo radical de la mezquita de Finsbury Park, Abu Hamza, el del parche en el ojo y el garfio en la mano.
El juicio se celebró en Nueva York. Fue acusado de 285 delitos con penas de cadena perpetua, pero llegó a un acuerdo con la fiscalía para declararse culpable de tres delitos. En febrero de 2015 fue condenado a 25 años de cárcel, incluyendo la conspiración para asesinar a ciudadanos estadounidenses en el extranjero con explosivos. Reconoció su pertenencia a Al Qaeda y su participación en los atentados de 1998.
Hasta 21 personas fueron condenadas por aquel atentado. Muchos de ellos ya han muerto. Al Zawahiri, el sucesor de Bin Laden en 2011, sigue fugado. El juez rebajó la pena a Adbel Bary por los 16 años que se pasó bajo custodia en cárceles londinenses y neoyorkinas. “Tendrá el privilegio de volver a disfrutar de su familia cuando salga de la cárcel, algo que no podrán hacer sus víctimas”, expuso el juez en la sentencia de 2015.
Abdel Bary está casado con Ragaa, también egipcia, nacionalizada británica desde 2009, y tiene seis hijos con ella. El mayor es Abdel Majed. Nació en Londres y vio como arrestaban a su padre a los 6 años. Fue un rapero de éxito conocido como ‘Lyricist Jinn' y 'L Jinny'. En sus canciones hacía referencia a las drogas, a la violencia y a la vida en los ‘councils’, los complejos de bloques del Estado donde creció. Llegó a tocar en la BBC. Incluso creó su propio sello discográfico llamado ‘Overdose’ (sobredosis). Se radicalizó a los 22 años después de la extradición de su padre a los Estados Unidos en 2012.
Entonces publicó un mensaje en Twitter en el que decía: “Dejo la música por la llamada de Alá”. Se radicalizó a partir del predicador Anjem Choudary, líder en Reino Unido de la organización salafista yihadista Al-Muhajiroun y que más tarde fue encarcelado. En 2013 Abdel Majed se unió al Estado Islámico y se marchó a Siria para luchar contra el régimen de Bashar Al Asad. Durante mucho tiempo se creyó que él era ‘John el yihadista’, el sádico islamista que lideraba la cédula de ‘Los Beatles’, integrada por cuatro yihadistas ingleses que decapitaban con un cuchillo a periodistas y cooperantes.
Abdel Majed publicó una foto en una de sus muchas cuentas de Twitter en la que aparecía sujetando una cabeza recién decapitada por los pelos. Le fue retirada su nacionalidad británica. Finalmente detuvieron al verdadero ‘John el yihadista’. Durante muchos años estuvo desaparecido, aunque siguió publicando mensajes en Twitter. Estaba incluido en el listado de terroristas internacionales a la fuga (FTT). Fue detenido por la policía española el pasado mes de abril mientras se escondía en Almería y condenado a prisión por un delito de “integración de una organización terrorista”.
Abdel Bary fue perdonado por la justicia estadounidense el 27 de octubre por su débil estado de salud. Tiene obesidad mórbida y asma y según la justicia estadounidense corría un riesgo muy grande de contraer la covid-19 en prisión. Fue liberado cuando aún le quedaban cuatro años de cárcel. Esta decisión no gustó a los familiares de las víctimas. “Es usted el beneficiario de un acuerdo con la fiscalía muy generoso”, le dijo el juez que revisó su caso. “Si pudiera hacer algo para devolver la vida a las víctimas, lo haría, su señoría, pero no puedo”, dijo Abdel Bary entre lágrimas, expresando arrepentimiento. Su abogado declaró al ‘New York Times’, tras su liberación: “Después de todo este tiempo, lo único que quiere [Abdel Bary] es disfrutar de su familia en paz”.
No puede ser enviado a Egipto porque está condenado a muerte. Y decidió volver a Londres, donde sigue viviendo su esposa. El Reino Unido intentó vetar su regreso, pero no pudo porque ya había cumplido la condena y era un hombre libre. El Reino Unido llegó a un acuerdo con el gobierno estadounidense para que lo retuvieran unas semanas más para poder organizar su vuelta y su vigilancia. Y le facilitaron una casa de protección oficial.
No puede ser puesto bajo medidas de prevención e investigación por terrorismo porque ya ha cumplido su condena. Sin embargo, ha trascendido que la policía ha solicitado al juez una “orden de notificación” para tener acceso a sus cuentas bancarias, llamadas de móvil y planes de viaje. De momento, el Tribunal Supremo está analizando el caso. No será fácil obtener la orden porque Abdel Bary ha contratado a Birnberg Peirce, una de las mejores firmas de derechos humanos para evitar ser controlado. Mientras tanto, disfruta de su tranquila y nueva vida en Maida Vale, junto a su familia.