John Lymes tiene 91 años y ya es un héroe. No lleva capa, sí una americana gris y un bastón que le ayuda a caminar. Su imagen, entrando en una furgoneta de Scotland Yard tras ser detenido, está dando la vuelta al mundo. Pero este jubilado de barba blanca no es el único.
Entre las más de 800 personas arrestadas desde que el lunes comenzaran las protestas en Londres para alertar sobre el cambio climático, la Policía se ha llevado a varias comisarías de la capital británica a otros abuelos activistas. Y es que basta pasear por los distintos puntos del centro de la ciudad donde están concentrados para comprobar que muchos de ellos tienen más de 60 años.
Phil Kingston ha pasado la mañana frente a la terminal del aeropuerto de la City, en el este de la ciudad, donde otros activistas se manifiestan para criticar los planes de doblar la capacidad de este aeródromo. “Protesto pensando en nuestros hijos y en las generaciones que vendrán. También estoy aquí por los pobres que son los que más están sufriendo el cambio climático”, cuenta Phil, de 83 años, que el lunes fue detenido y posteriormente puesto en libertad después de pintar con spray en la pared del Ministerio de Economía el mensaje: “Vida, no muerte, para mis nietos”.
El centro neurálgico de la protesta está en la plaza de Trafalgar. De los famosos leones y otras esculturas que adornan este icónico rincón de Londres cuelgan ahora carteles en los que leemos “el cambio es ahora” o “di la verdad”, unos de los lemas de un movimiento que atrae a personas de todas las edades y profesiones.
Ayer la avenida que une esta plaza con el Parlamento se llenaba de madres con sus bebés portando carteles en los que le decían al Primer Ministro Boris Johnson que “el clima es un problema mayor que el Brexit”. Precisamente su padre, que ahora lleva una pegatina del movimiento en su americana, se unió a la concentración y dijo en referencia a las declaraciones que había hecho Boris sobre los manifestantes que “está orgulloso de que su hijo lo haya llamado hippy”. Stanley Johnson, de 79 años, aseguró que “apoya absolutamente los objetivos de la campaña”.
Los organizadores de estas protestas se llaman “Extinction Rebellion". Reclaman al Gobierno británico que “cuente la verdad sobre la emergencia climática que vivimos y trabaje con los medios de comunicación para comunicarla a los ciudadanos; que aplique políticas que para 2025 reduzca a cero las emisiones de carbono; que disminuya el consumo de recursos del planeta a niveles sostenibles y cree una asamblea nacional de ciudadanos que supervise los cambios”.
Los activistas planean acciones durante dos semanas. El pasado mes de abril bloquearon durante días dos puntos clave de la ciudad: Oxford circus y el puente de Waterloo. La Policía no intervino al principio aunque al final acabó arrestando a más de 1.000 personas.
Esta vez ha decidido cambiar de táctica e intervenir desde el primer momento cortando con motosierras las cadenas de los activistas y desalojándolos de varios lugares de Londres (sólo permite la concentración en la plaza de Trafalgar). Aún así, muchos se resisten, por lo que la cifra récord de detenciones promete aumentar en las próximas horas.