Noruega ha comenzado este viernes a enterrar a las víctimas del doble atentado que, el pasado 22 de julio, se cobró la vida de 76 personas, en un día en el que la Policía ha confirmado el fin de los procesos de identificación realizados a todos los fallecidos.

El primero de los funerales se ha celebrado en Nesodden, al sur de Oslo, en recuerdo de Bano Rashid, de 18 años. La joven, originaria del Kurdistán iraquí, murió en la isla de Utoya, donde el autor confeso de la masacre, Anders Behring Breivik, abatió a tiros a un total de 68 fallecidos. Los restos de Rashid reposan en la parte reservada a musulmanes dentro de un cementerio luterano.

También este viernes, en el que las banderas han ondeado a media asta, se ha celebrado el sepelio por la víctima Ismail Haji Ahmed, de 19 años, y cuyos restos han sido enterrados cerca de Hamar, al norte de la capital noruega.

El Partido Laborista, directamente salpicado por los atentados, ha celebrado un acto de recuerdo en Oslo en el que ha participado el primer ministro, Jens Stoltenberg, así como otros miembros del Gobierno y representantes de otros partidos.

El jefe del Ejecutivo ha recordado que "hoy hace una semana desde que Noruega fue atacada" desde un escenario cubierto con rosas rojas, el símbolo laborista. Cuando Breivik irrumpió el día 22 en Utoya, la isla acogía un campamento de verano de las juventudes del partido.

Stoltenberg ha prometido que el país, que ha sufrido su peor golpe en décadas, no se va a ver "intimidado" por esta matanza. "Vamos a responder al odio con amor. Vamos a honrar a nuestros héroes siempre", ha destacado en su comparecencia, recogida por la BBC.

El primer ministro ha explicado a este respecto que se celebrarán actos de recuerdo "en iglesias y mezquitas, en el Parlamento y en las oficinas del Gobierno, en las calles y en las plazas".

El ministro de Asuntos Exteriores, Jonas Gahr Stoere, que ha asistido al funeral por Bano Rashid, también ha destacado la importancia de la unidad después de los atentados. En su opinión, imágenes como la de un imán y un sacerdote juntos en el sepelio de la joven representa "el mensaje más contundente" que se puede enviar en estos momentos, precisamente cuando la ideología de extrema derecha parece estar tras la motivaciones del único detenido.

Por su parte, el jefe de las juventudes laboristas, Eskil Pedersen, ha subrayado que serán capaces de "recuperar" Utoya, convertida ya en un símbolo para Noruega, según declaraciones recogidas por Reuters. En este sentido, ha adelantado que la formación política seguirá celebrando campamentos de verano en este enclave.

FIN DE LAS IDENTIFICACIONES

La Policía de Noruega ha anunciado este viernes el fin del proceso de identificación de todos los cuerpos recuperados tras la explosión de las oficinas gubernamentales y el tiroteo en la isla de Utoya.

"Podemos confirmar que todos los muertos ya han sido identificados", informó el jefe de personal de la Policía de Oslo, Johan Fredriksen, en rueda de prensa.

Por otra parte, Breivik ha comparecido este viernes por segunda vez ante las autoridades para un nuevo interrogatorio que, al igual que el anterior, se ha celebrado a puerta cerrada, ante el temor de que el detenido pueda enviar mensajes en clave a potenciales colaboradores que, de momento, parecen no existir.

El fiscal policial Paal-Fredrik Hjort Kraby ha dicho que las fuerzas de seguridad quieren aclarar junto a Breivik si existe "algún peligro más" y preguntarle sobre la "información recibida en los últimos días, que es mucha". El único sospechoso se ha mostrado calmado y colaborador con las autoridades.

Dos psiquiatras estudian el estado mental de Breivik, puesto en cuestión incluso por su propio abogado, y presentarán un informe a la fiscalía el próximo 1 de noviembre.