El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha convertido la Casa Blanca en el escenario de un insólito respaldo a Elon Musk, su cada vez más inseparable colaborador. En un evento que ha recordado más a un anuncio publicitario que a un acto oficial, Trump ha presentado con entusiasmo su última decisión: llenar la residencia presidencial de vehículos Tesla, asegurando que estos recibirán una “protección especial”, informa Laura Echevarría.

“Voy a comprarlo porque es un producto excelente, de lo mejor”, afirmó el mandatario, mientras señalaba un Tesla rojo, modelo que adquirió en apoyo a su aliado. Sin embargo, Trump no planea conducirlo, pues él mismo admitió: “No tengo permiso de conducir”. Su gesto, más simbólico que práctico, busca respaldar a Musk en un momento en que la compañía del magnate enfrenta boicots y ataques por los recortes impulsados desde el Departamento de Eficiencia Gubernamental.

“Solo quiero que la gente sepa que no se puede penalizar a nadie por ser patriota”, sentenció Trump, dejando clara su postura ante quienes critican la gestión de Musk. En una declaración aún más contundente, el presidente advirtió que quienes atenten contra los vehículos eléctricos y los concesionarios de Tesla serán considerados “terroristas domésticos”.

La estrecha relación entre Trump y Musk ha quedado más que evidente en este evento, donde el presidente no escatimó elogios hacia el empresario. “No hay mejor equipo”, proclamó, justificando incluso los polémicos recortes que Musk ha llevado a cabo, mientras su compañía sufre la caída del valor de sus acciones. En un gesto de lealtad inquebrantable, Trump no solo respalda al hombre más rico del mundo, sino que además busca compensarlo desde la más alta esfera del poder.

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