Este lunes 24 de febrero de 2025 se cumplen tres años de la guerra en Ucrania en un escenario lleno de incógnitas. El presidente del país, Volodímir Zelenski, pide hablar con su homólogo estadounidense, Donald Trump, antes de que se reúna con Vladímir Putin, asegurando que, si le da garantías de sus peticiones, –la paz o la entrada en la OTAN–, abandonará la presidencia de inmediato, como informa en el vídeo Javier Zabalza.
“Si para lograr la paz realmente es necesario que renuncie a mi cargo, estoy dispuesto. Puedo cambiarlo por la OTAN si se dan esas condiciones”, ha dicho, reclamando una vez más que en cualquier negociación para la paz Ucrania esté presente como parte activa.
El país llega a este tercer aniversario de la invasión rusa sumido en la incertidumbre y con todas las preguntas abiertas sobre su futuro y su composición territorial. Hoy, con motivo de esta cita y este contexto tan señalado, a Kiev se han desplazado todos los miembros de la Comisión Europea, encabezados por la presidenta, Ursula Von Der Leyen, así como distintos representantes de Gobierno, entre ellos Pedro Sánchez, que ya está en Kiev.
El mensaje para Estados Unidos y para Rusia es claro: tanto Europa como Ucrania deben estar presentes en las negociaciones de paz.
Mientras tanto, después de tres años, la nación se enfrenta a un enorme reto: el desafío de sanar; de curar las heridas físicas y psicológicas de sus habitantes.
Según la Organización Mundial de la Salud, casi diez millones de ucranianos sufren psicológicamente por el estrés de la invasión.
Ucrania permanece al límite de sus fuerzas. Han sido tres años de una guerra agotadora en la que son incontables los muertos y los heridos, sobre todo combatientes, entre cientos de miles de desplazados que han huido desde el este del país hacia el centro y el oeste.
Además, son también varios los millones de refugiados que todavía no han regresado a Ucrania, pero no solamente eso: de los 37 millones de ucranianos, en torno a 10 millones requerirían atención psiquiátrica o psicológica por padecer estrés postraumático; un tratamiento al que, por otro lado, muy pocos tienen acceso.
En este escenario, el país, que permanece roto tras la invasión Rusia, ahora afronta además el cambio de posición de la Casa Blanca con la llegada de Donald Trump al poder. El republicano quiere abrir negociaciones personalmente con Vladímir Putin dejando a un lado a los ucranianos y también a los europeos.
A este respecto, hoy Volodímir Zelenski se reúne en Kiev con 37 líderes extranjeros, entre ellos, Pedro Sánchez, que se ha desplazado hasta la capital ucraniana para arropar también al mandatario ucraniano.
Ante la situación geopolítica y la presión de Donald Trump, Volodímir Zelenski contesta a sus críticas mostrándose dispuesto a dejar el cargo si su país entra en la Alianza Atlántica. La OTAN como garantía de seguridad para Ucrania, algo que no contempla la administración de Donald Trump.
“Solo quiero un diálogo con él antes de que se reúna con Putin”, ha insistido Zelenski, añadiendo que no aceptará ningún acuerdo con Estados Unidos que tenga que ser pagado por diez generaciones de ucranianos.
Esa es su respuesta a la oferta de Washington del 50%: 500.000 millones de dólares por la explotación de sus codiciadas tierras raras. Aun así, Zelenski admite avances y su voluntad de acuerdo por sus minerales, gas y petróleo; un pacto que podría alcanzarse esta misma semana, según afirma el enviado de Trump a la primera reunión en Riad con la delegación rusa.
Desde el Kremlin, por su parte, se habla de diálogo prometedor con la Casa Blanca y aseguran que jamás cederán el territorio conquistado en Ucrania. Con más de 200 drones sobre varias ciudades ucranianas, también en Kiev, los ataques rusos continúan. 1098 días de conflicto que dejan tras de sí un rastro de destrucción, muerte y un escenario geopolítico cada vez más incierto.
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