Un tribunal alemán ha absuelto este lunes a dos activistas ecologistas de la organización 'Last Generation', quienes habían sido acusadas de daños a la propiedad por su acción con pintura contra la emblemática Puerta de Brandeburgo en Berlín, ocurrida en noviembre de 2023. La sentencia exime a las activistas de responsabilidad por el incidente.

El Tribunal de Distrito de Tiergarten ha absuelto a la activista climática Lilli Gómez y a una estudiante, quienes reconocieron haber pintado un pilar de arenisca de la Puerta de Brandeburgo en noviembre de 2023. Según el fallo judicial, la acción no se consideró un intento de "cambiar el aspecto del monumento berlinés más allá de un periodo temporal", dado que la pintura fue retirada rápidamente por una empresa de limpieza en tan solo 30 segundos.

No obstante, la presidenta del tribunal, la magistrada Kerstin Stoppa, aclaró que el veredicto, aún no jurídicamente vinculante, se basó en razones de hecho y no en la aprobación de la iniciativa. La magistrada subrayó que la decisión no debía interpretarse como un respaldo a la acción de las activistas, sino como una evaluación de las circunstancias específicas del caso.

Las acusadas admitieron haber realizado la acción, aunque defendieron que en la zona ya se había aplicado previamente una protección contra pintadas. En su declaración, aseguraron que su acto con pintura tenía carácter de "protesta simbólica" y que "no dañaron nada".

Pese a la absolución, la Fiscalía ha pedido una pena de 180 cuotas diarias de diez euros cada una o 1.800 euros para Gómez, mientras que para la coacusada, 150 cuotas diarias de diez euros cada una.

La diferencia en la petición de penas se debe a las condenas previas que enfrentó Lilli Gómez por acciones de protesta anteriores, que incluyen cargos de coacción, resistencia y daños a la propiedad. Por tanto, estos antecedentes influyeron en la gravedad de la solicitud de pena en su caso, a diferencia de la estudiante.

No es la primera vez que este grupo recurre a la pintura en la Puerta de Brandeburgo como forma de protesta. Meses antes de la acción por la que Gómez y la estudiante fueron procesadas, varios miembros del colectivo rociaron con pintura naranja el monumento, utilizando extintores adaptados para ello. Este acto causó daños por un valor estimado de unos 115.000 euros.

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