Estados Unidos vive un trágico arranque de año con el atropello múltiple perpetrado en Nueva Orleans, –calificado como “un acto terrorista” por las autoridades–, y la explosión de un coche bomba en las inmediaciones de un hotel de Donald Trump en Las Vegas. Informa Laura Echevarría.

La Oficina Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI) ha asegurado que "no existe un vínculo" entre el atropello intencionado en Nueva Orleans en el que han muerto al menos 14 personas y la explosión de un vehículo Tesla frente al Hotel Internacional Trump en Las Vegas.

"Estamos siguiendo todas las pistas posibles y no descartamos nada. Sin embargo, en este momento, no hay un vínculo definitivo entre el ataque aquí en Nueva Orleans y el de Las Vegas", ha asegurado el subdirector adjunto de la división antiterrorista de la agencia, Christopher Raia.

El funcionario ha celebrado este jueves una rueda de prensa desde Nueva Orleans en la que, acompañado del gobernador de Luisiana, Jeff Landry, y otras autoridades, ha asegurado que el atropello fue "un acto de terrorismo" en solitario por parte de un ciudadano estadounidense al que se le atribuye interés por Estado Islámico.

"Para proteger del mal a nuestros ciudadanos en Estados Unidos, hay que aplastarlo", ha manifestado al respecto el gobernador Landry, que ha defendido una postura contundente contra "el mal".

Pero hay, pese a todo, elementos en común entre estos dos hombres que fueron militares y pasaron por Afganistán y la base de Fort Bragg, en Carolina del Norte. Ambos, por su parte y en paralelo, alquilaron un vehículo para perpetrar sus respectivos atentados y a través de la misma aplicación. Además, ambos atacaron el mismo día, justo con las celebraciones de Nochevieja y Año Nuevo.

A partir de ahí, quedan aún multitud de incógnitas.

La motivación del asesino de Nueva Orleans, identificado como Shamsud-Din Jabbar, estadounidense de 42 años, parece más clara. Converso al Islam, llevaba una bandera del Daesh en su vehículo, donde también se encontraron explosivos.

El asesino actuó poco después de las tres de la madrugada en la intersección de las bulliciosas calles Canal y Bourbon, en una de las zonas más transitadas y turísticas de Nueva Orleans, repleta de cabarés y salas de fiestas. Además, lo hizo justo horas antes de un gran evento deportivo, buscando con un “comportamiento intencional”, como han indicado las autoridades, provocar una auténtica matanza.

"Trataba de atropellar a tanta gente como fuera posible", ha señalado la Policía, que ha confirmado que se saltó una barrera de seguridad antes de pisar el acelerador a fondo para arrollar a todo el mundo.

En total, mató a 15 personas y una treintena resultó herida. Tras el atropello masivo, además abrió fuego y, en el intercambio de disparo con los agentes, llegando a herir a dos de ellos, fue finalmente abatido.

Shamsud-Din Jabbar no escogió el lugar del ataque al azar. Sabía que en ese punto de Nueva Orleans podía causar una matanza, y así fue.

El estadounidense se unió al Ejército en el año 2007, sirvió en Afganistán y pasó a la reserva en el 2015 con el rango de sargento. Ese mismo año fue detenido por conducir bajo los efectos del alcohol.

Tras esa etapa, como compartía en redes, su experiencia militar moldeó su carrera en el sector inmobiliario. Sin embargo, no era lo único que mostraba. También había compartido propaganda yihadista a través de las redes expresando su deseo de matar, como ha confirmado el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden.

Vestía ropa militar, llevaba un fusil de asalto y una pistola; armas con las que abrió fuego contra los agentes antes de ser mortalmente abatido.

Además de los explosivos que llevaba consigo en la camioneta que utilizó para la matanza, la Policía también ha encontrado otras dos bombas de fabricación casera en la zona.

Más incógnitas hay alrededor de lo ocurrido en Las Vegas, aunque también se aprecia un simbolismo clave. Eran las 8:40 de la mañana cuando estallaba un vehículo a las puertas del Hotel Internacional Trump. La escena fue grabada también desde un edificio cercano y desde el vestíbulo del recinto.

El coche en cuestión era un Tesla Cybertruck, el modelo estrella de la firma, compañía de Elon Musk, el gran aliado del presidente electo. Nada parece haber sido decidido al azar.

La potente carrocería del automóvil hizo que solo haya siete heridos leves, mientras las autoridades confirmaron un cadáver en el interior del vehículo: el del identificado como el atacante, Matthew Livelsberger.

Como el asesino de Nueva Orleans, también llevaba explosivos caseros. El vehículo estaba cargado de bombonas y fuegos artificiales, por lo que todo se investiga también como un posible acto terrorista.

Matthew Livelsberger, que murió al activar el explosivo cuando estaba en el interior del Tesla Cybertruck, era también un veterano del Ejército, en el que sirvió durante 19 años. Como Jabbar, pasó por la misma base militar y utilizó la misma aplicación para alquilar el vehículo, al que cargó con material pirotécnico y tanques de gasolina.

Todo ello, no obstante, de momento son vínculos superficiales. Las investigaciones continúan.

Tras todo lo ocurrido, el presidente electo, Donald Trump, que toma posesión este 20 de enero, ha denunciado que Estados Unidos es "el hazmerreír del mundo" tras los dos ataques del miércoles.

"Nuestro país es un desastre", ha denunciado, señalando que las autoridades se han centrado en atacarle a él por intereses políticos "en lugar de proteger a los estadounidenses de la escoria violenta externa e interna que se ha infiltrado en todos los aspectos".

En esta línea, el magnate, que ha cargado de nuevo contra la política de "fronteras abiertas", cree que "sólo un líder fuerte y poderoso" detendrá esta supuesta espiral y ha emplazado a los ciudadanos a un cambio el 20 de enero, cuando tomará posesión de su segundo mandato al frente del país.

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