Las autoridades de Nueva York continúan en la búsqueda del asesino que acabó con la vida del CEO Brian Thompson, uno de los grandes directivos de las aseguradoras médicas de Estados Unidos. La Policía ha reconstruido sus pasos y ya tiene una fotografía clave en la que se aprecia su rostro, pero aún siguen sin dar con su paradero.
Las 25.000 mil cámaras de seguridad de la extensa red de vigilancia de Nueva York han hecho posible trazar sus movimientos. En los instantes previos a que perpetrase el asesinato, a las 6:15 horas, bajó del metro, entró en una cafetería, compró una botella de agua y poco después, a las 6:30, fue captado hablando por el móvil camino del hotel Hilton. Apenas unos minutos después, a las 6:45, disparaba a quemarropa a Thompson, huyendo después en bicicleta a las 6:48 hacia Central Park.
Las autoridades tienen claro que el ataque fue “dirigido, premeditado y planeado previamente”, como manifestó Jessica Tisch, concejal de Seguridad de Nueva York, y ya saben que, de hecho, había viajado hacía 10 días desde Atlanta a Manhattan, donde se alojó en un albergue identificado como High New York City Hostel.
Fue en ese alojamiento, al que llegó el 24 de noviembre, donde le hicieron una foto que puede ser clave para detenerlo. Gracias a una recepcionista, con la que flirteaba el asesino y que le pidió que se retirara la bufanda que llevaba, las autoridades tienen ahora una imagen clara de su rostro.
Pese a que al parecer se registró en el albergue dando una licencia falsa de conducir, esa fotografía que le realizaron en la recepción puede conducir a su identificación.
No es ese el único cabo suelto que podría haber dejado el asesino, que se alojó en una habitación compartida. La Policía rastrea la compra de una pistola y analiza la información de un móvil perdido en la huida. En él esperan poder encontrar pistas que ayuden a identificarlo y esclarecer la motivación del crimen.
Además, también analizan el ADN de una botella de agua intentando dar con algún resultado. Saben, por la mencionada reconstrucción de los hechos efectuada gracias a las cámaras de seguridad, que antes el crimen compró una.
Más allá de eso, la Policía investiga también los casquillos encontrados en la escena del crimen. El asesino se tomó la molestia de grabar con tres palabras las balas con las que acabó con la vida de Brian Thompson: ‘Negar’, defender’ y ‘deponer’.
Intentando descifrar el mensaje y si con ello estuviese revelando la motivación del crimen, estas palabras están posiblemente vinculadas con un libro en el que se critica la estrategia de las compañías de seguros para denegar o rechazar las facturas de sus clientes.
Esa frustración, de hecho, ha provocado que las redes se llenen de mensajes de odio hacia la víctima y que, por otra parte, las compañías de seguros refuercen la seguridad de sus directivos.
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