Mientras desde Estados Unidos el presidente Joe Biden ha anunciado hoy una nueva batería de ayudas militares para Ucrania valorada en 7.900 millones de dólares, recalcando su compromiso de apoyar a los de Volodímir Zelenski en su lucha contra Rusia, el Kremlin se ha pronunciado hoy sobre su nueva doctrina nuclear, que abre la puerta al uso de armas atómicas en respuesta a un ataque con armamento convencional.
"Es una señal que advierte a los países (hostiles) de las consecuencias de participar en un ataque contra nuestro país por diversos medios, no necesariamente nucleares" ha aseverado el principal portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, en declaraciones a la prensa.
Volviendo a avivar la amenaza nuclear, que lleva sembrando temor y preocupación desde que las fuerzas del Kremlin iniciasen la invasión del territorio ucraniano, Peskov ha añadido que todos los gobiernos "sensatos" deberían ser "conscientes" de la capacidad nuclear de Rusia y del papel que juega este tipo de equipos en materia disuasoria. Una disuasión, ha dicho, que se "ajusta" en función de las "tensiones" desatadas cerca de territorio ruso.
El cambio formal de la doctrina, sobre el que queda aún por conocer la lista de países o alianzas que puedan verse afectados, –algo que se sabrá “más adelante”, según ha dicho Dimitri Peskov–, llega además en pleno debate de los gobiernos aliados de Kiev sobre el permiso para que sus armas puedan ser utilizadas en ataques contra Rusia.
La renovación de la doctrina nuclear, según expresó el propio Vladímir Putin ayer miércoles 25 de septiembre, “corrige los enfoques” actuales con una actualización y ampliación del tipo y origen de amenazas ante las cuales Moscú responderá con armamento nuclear.
De ese modo, se amplia con la inclusión de "Estados y alianzas militares" ante las que se aplica "contención nuclear" e igualmente se ha actualizado el "listado de amenazas militares" a las que también se responderá con "acciones de contención nuclear".
A falta de que se precisen detalles sobre estas listas y sus cambios, Putin advertía: "Nos reservamos el derecho de utilizar armas nucleares en caso de agresión en contra de Rusia y Bielorrusia como miembro de la Unión Estatal"; una afirmación que incluye así a su aliado Alexander Lukashenko.
En su discurso, el presidente ruso incidía en que estaría justificada una respuesta nuclear "incluso si el enemigo, utilizando armas convencionales, crea una amenaza crítica" a la soberanía rusa.
El ataque de un "Estado no nuclear" apoyado por otro que sí lo es también será considerado como un "ataque conjunto a Rusia", aseveraba, volviendo a poner el foco en una cuestión que inquieta y hace estremecerse a buena parte del panorama geopolítico.
Con todo, Vladímir Putin señalaba que, en lo que a Rusia se refiere, el primer aspecto a tener en cuenta en esta doctrina nuclear es el hecho de que "el uso de fuerzas nucleares es una medida extrema para proteger la salud de la soberanía del país", un enfoque "responsable" al que Moscú, –ha dicho–, debe seguir adhiriéndose.
Más allá, en su discurso apuntó que la conocida como 'triada nuclear' rusa, –es decir, esa división de su arsenal atómico en misiles de tierra, proyectiles transportados por bombarderos estratégicos y misiles balísticos transportados en submarinos nucleares–, “sigue siendo la garantía más importante de la seguridad del Estado”.
Con todo, defendiendo la necesidad de adaptar la doctrina nuclear “a las realidades actuales”, ha apuntado que “la situación político-militar moderna está cambiando dinámicamente”, señalando que estar “obligados a tener esto en cuenta, incluida la aparición de nuevas fuentes de amenazas y riesgos militares para Rusia y sus aliados”.
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