Oporto restringirá el número de autobuses y tuks-tuks turísticos que operan en la urbe y cuya cifra pasará a ser de 24 y 40 respectivamente según ha aprobado este lunes su gobierno. Esta medida pretende aliviar la presión turística en los espacios públicos reduciendo la mitad de los que se encuentran en funcionamiento actualmente.
Los autobuses turísticos solo tendrán autorización para realizar paradas en las terminales de Camélias, Asprela y Alfandega, además de crearse una zona de restricción para circuitos turísticos no autorizados y transporte discrecional.
"Si no creamos un amortiguador, este espacio vacío --en referencia a unas obras por la ampliación del Metro-- será ocupado por una operación turística comercial, como ya estamos viendo hoy. El espacio público es escaso y, por tanto, hay que gestionarlo", ha expresado el alcalde de la ciudad, Rui Moreira.
La legislación también prevé obligar a todos los vehículos turísticos pequeños a ser eléctricos, usar una placa como autorización y facilitar una señal GPS a las autoridades municipales. El tren turístico que opera en la ciudad podrá seguir funcionando hasta 2026, momento en el que se le negará la renovación del permiso.
Por su parte, la oposición ha expresado su satisfacción con las medidas presentadas que, si bien no tienen una fecha específica para su entrada en vigor, las autoridades creen que podría comenzar a funcionar a finales de agosto.
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