Un total de 133 personas han muerto y 152 han resultado heridas por el ataque del viernes contra la sala de conciertos Crocus City Hall en Moscú. De los heridos, 105 están hospitalizados. Una de ellas, con el lado izquierdo de la cara hinchado y el brazo vendado, recuerda el momento del atentado.
El viernes, estaba en la sala de Crocus City Hall y trataba de huir junto con un grupo pequeño de gente, pero les vieron. “Uno de ellos nos persiguió y comenzó a disparar a la gente”, cuenta a RT, en declaraciones recogidas por ‘The Guardian’.
“Yo me caí al suelo y fingí estar muerta. Estaba sangrando”, dice señalándose la sien. Entonces, el hombre disparó a algunos de los cuerpos que estaban en el suelo. “La chica tumbada a mi lado fue asesinada”, ha dicho, sobre el momento en el que los atacantes abrieron fuego indiscriminadamente contra los asistentes al evento.
Eran las 20:00 horas del viernes (las 18:00 en España) cuando cuatro individuos se bajaban de un vehículo Renault Logan de color blanco armados con carabinas semiautomáticas Saiga junto al recinto del Crocus City Hall de Moscú.
Casi inmediatamente, comenzaron a abrir fuego contra la gente que hacía cola para entrar. Los guardias de seguridad desarmados que custodiaban el evento, fueron abatidos.
Los atacantes emplearon cargadores dobles asegurados con cinta aislante para ahorrar tiempo a la hora de recargar mientras se dirigían a la sala principal, donde comenzaron a abrir fuego indiscriminado y provocaron una estampida humana. El tiroteo duró entre 10 y 15 minutos.
Después, prendieron fuego al lugar con gasolina para encendedores, arrojaron sus armas al suelo, se cambiaron de ropa y regresaron a su vehículo entremezclándose con la multitud despavorida.
“Cerraron la puerta, pero probablemente no la aseguraron”, explica la mujer, que cuenta que después de unos tres o cuatro minutos, miró alrededor y fue hacia la salida: “Me di cuenta de que no había nadie allí y salí”.
El Comité de Investigación de Rusia ha explicado en un comunicado difundido vía Telegram que la mayoría de las muertes, un total de 133, han sido consecuencia de heridas de bala y de asfixia durante el incendio de la sala.
Los cuatro presuntos sospechosos del ataque ya han sido detenidos, según informó el presidente Vladimir Putin. Si bien la organización yihadista ISIS se ha atribuido el ataque, Putin no ha mencionado al grupo en su discurso. En su lugar, se ha limitado a indicar, tal y como le informó previamente el Servicio de Seguridad Federal, que los sospechosos de la autoría material de la matanza fueron detenidos cuando se dirigían a la frontera ucraniana donde, según el mandatario, "les habían preparado una entrada en el lado ucraniano para cruzar".
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha rechazado este mismo sábado tales acusaciones, negando cualquier vinculación de Kiev con el atentado y ha lamentado no solo que Putin no se preocupe por su propio país sino también que siempre "eche la culpa a otros".
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