En Ecuador se ha declarado la guerra a los tatuajes. Hace tan solo unos días se pudo ver a los militares buscando tatuajes de lobos y águilas entre los detenidos de las cárceles porque estos son los símbolos de las principales bandas con las que intentan acabar las autoridades. Ahora son los propios agentes con tatuajes y piercing los que pasarán un examen corporal. Es decir, las autoridades cuestionan ahora también los tatuajes de los propios policías.
Se analizarán diseños y significados de estos dibujos plasmados en la piel. Se trata de saber cuántos policías de entre 58.000 agentes tienen tatuajes. Además, se ha podido comprobar gracias a la conclusión de un estudio que la población confía menos en los agentes de Policía tatuados. Por eso, habrá cambios en la normativa. Sin embargo, habrá una excepción: solo se permitirán los tatuajes al equipo de élite. Es decir, a todos aquellos que los utilizan para infiltrarse en las bandas criminales e intentan acabar con ellas desde dentro.
El presidente, Daniel Noboa, ha declaraba la guerra a los narcotraficantes y, con el Ejército intentando tomar el control de las calles con la premisa de que todo “terrorista” es “un objetivo militar”, peinan cada rincón en busca de los integrantes de las distintas bandas que han puesto en jaque al país. Para ello, llegan incluso a vigilar los tatuajes que los ciudadanos llevan grabados en su piel.
Cualquier indicio, marca o señal que pueda vincularse a los sellos identitarios de las 22 bandas criminales señaladas como “terroristas” en Ecuador, como ‘Los Choneros’, ‘Los Tiguerones’, ‘Los Lobos’, entre otras, es inmediatamente supervisado por las autoridades.
“Estamos en un estado de guerra. Estamos en un estado de guerra y no podemos ceder ante estos grupos terroristas”, ha recalcado Noboa durante estos días, dejando clara la voluntad de perseguir a cada integrante de estas bandas hasta erradicarlas.
Por eso, hoy en Ecuador hasta los grabados en la piel se han convertido en motivo de sospecha. Vigilados por los agentes, si algún tatuaje se asemeja a los que utiliza los miembros del crimen organizado, inmediatamente las autoridades le dan el alto.
En estas circunstancias, algunos civiles, completamente ajenos al ámbito de la delincuencia y a este conflicto, no dejan de tomar precauciones en medio del temor y el pánico a la escalada de la crisis de seguridad.
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