En Islandia, la segunda erupción de lava en pocas semanas ha llegado a la ciudad de Grindavík, situada en la costa suroeste del país y a 56 kilómetros al oeste de Reykjavik. La lava ha salido a la superficie de la misma forma que el mes pasado, a través de largas grietas y ha alcanzado varias viviendas en la citada localidad, una población pesquera de 4.000 habitantes donde temen perder sus hogares para siempre, como señala uno de los vecinos, Jón.
El flujo de lava ha remitido algo, pero se ha llevado ya por delante algunas casas y se teme que la ciudad de Grindavík quede sepultada para siempre. Es el verdadero temor de todos los ciudadanos. Y es que algunas de las defensas que se construyeron el pasado mes sí han funcionado, pero no todas. Los residentes, ya evacuados, se están mentalizando para lo peor. Las imágenes de la erupción impactan, especialmente cuando se observan desde el aire.
Los vecinos sabían que este momento iba a llegar y lo están viviendo con mucha resignación. Muchos, como decíamos, ya fueron desalojados el mes pasado y lo han vuelto a ser ahora, ya probablemente para siempre, según apuntan. La carretera principal de la ciudad, que lleva hasta sus casas y hasta la famosa Laguna Azul, está cortada por la erupción, tal y como ha comprobado Informativos Telecinco. A la autovía solo puede acceder personal autorizado.
La lava ya ha llegado y ha puesto en alerta a los 4.000 habitantes de Grindavík, que llevan dos meses con temor a perder su hogar, insisten. Jón ahora tiene que secarse las lágrimas al ver en su teléfono móvil lo que ocurre: "Es muy duro pensar que esta ciudad puede desaparecer". La llegada del magma a las primeras viviendas en las últimas horas confirmó que la evacuación de la localidad costera estaba más que justificada.
El magma ha salido a la superficie por dos fisuras: una en la misma Grindavík y otra donde se levantaban los diques de contención. En un vídeo se puede observar a a varios operarios corriendo hacia los camiones y las excavadoras ante la proximidad del mar de lava, mientras que en otro se comprueba cómo sacaron a tiempo la maquinaria: "No nos rendiremos", ha prometido el presidente islandés, Guðni Thorlacius Jóhannesson. Los científicos no descartan que la lengua de lava, ahora detenida y humeante, vuelva a reavivarse.
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