¿Qué impacto tendrá el asalto al Capitolio en las elecciones presidenciales de EEUU?
Se cumplen tres años del asalto al Capitolio de Estados Unidos, sombra que se cierne sobre la contienda para las elecciones presidenciales de noviembre
Este sábado, 6 de enero, se cumplen tres años desde que una turba de seguidores de Donald Trump irrumpiera en la sede del Capitolio de Estados Unidos para detener la sesión que confirmaba el triunfo de Joe Biden en las presidenciales de 2020. Desde entonces se han emitido cientos de sentencias, si bien el colofón --que no el final-- a la ya mayor investigación del Departamento de Justicia estaría en una eventual condena al expresidente republicano como instigador de los hechos.
El asalto se produjo después de que Trump en un mitin fuera de la Casa Blanca, instara a la multitud a dirigirse al Congreso y a "luchar con todas sus fuerzas".
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Cinco personas murieron entonces, cuatro agentes de policía se suicidaron posteriormente, 1.250 personas han sido imputadas y ya se han dictado 890 condenas.
El suceso podría influir en la participación de Trump en las presidenciales ya que este viernes el Tribunal Supremo de EE.UU. aceptó a trámite el caso sobre la expulsión del expresidente de las primarias republicanas del Partido Republicano en Colorado.
La decisión coloca al tribunal en la posición de establecer una postura a nivel nacional sobre si Trump puede participar en los comicios o si, por el contrario, el papel que jugó en el asalto al Capitolio lo hace inelegible.
1.240 arrestados
Hasta diciembre de 2023, unas 1.240 personas han sido arrestadas en relación a su participación en los disturbios, que van desde delitos menores como allanamiento de espacios restringidos, a cargos muchos más graves como atentando contra la autoridad, intento de detener la confirmación del resultado electoral, o el peor de ellos, conspiración para revertir el Estado de derecho.
Entre quienes fueron condenados por conspiración está Enrique Tarrio, líder de la milicia Proud Boys, uno de los muchos grupos armados de ultraderecha que participaron aquel día en unas protestas que dejaron de manera directa o indirecta una decena de muertos, ya que algunos agentes fallecieron días después por las secuelas de los ataques, o bien incluso se acabaron suicidando.
Paradójicamente Tarrio no estuvo presente aquel 6 de enero de 2021 en las calles de Washington, pero su papel como organizador tuvo el impacto suficiente, como dijeron los tribunales, en los hechos de aquel día. Los 22 años de cárcel a los que fue condenado en septiembre de 2023 son la mayor pena impuesta hasta ahora.
La suya fue una de las varias sentencias de prisión a las que fueron condenados otros miembros de su organización, así como otros líderes de los diferentes grupos que camparon a sus anchas fuertemente armados aquel día, como Stewart Rhodes, jefe de los Oath Keepers, condenado a 18 años de cárcel.
Si bien las penas más altas han quedado reservadas a quienes engordan estas milicias, algunos estarán un tiempo entre rejas por rociar con spray de pimienta a los sobrepasados agentes que intentaron hacer frente a los sediciosos, o por romper la primera ventana del capitolio, un dudoso honor que le ha costado 10 años de cárcel a Dominic Pezzola. A Richard Barnett, por irrumpir y sentarse en las oficinas de Nancy Pelosi, le han caído 4 años.
Todos ellos forman parte de los 450 casos que han acabado en penas de cárcel, aunque también hay algunas de apenas unos días. Alrededor de 170 personas han sido condenadas en juicio, mientras que sólo dos han sido absueltas. Aproximadamente otros 710 sujetos se han declarado culpables, de los cuales 210 por delitos graves.
Después de ser condenadas o declararse culpables, unas 720 personas han recibido sentencia. Mientras tanto, todavía quedan pendientes 350 casos por resolver. A pesar de las 1.240 detenciones, las autoridades estadounidenses creen que esa cifra podría ser solo la mitad del total de acusaciones que finalmente se presentarán.
Los casos contra Trump
Uno de los imputados por el asalto es el propio Trump, quien enfrenta cargos penales en una corte federal en la capital estadounidense por interrumpir el traspaso pacífico de poder hacia Biden mediante la difusión de teorías falsas sobre fraude electoral.
Afronta un caso similar en Georgia, donde la fiscalía ha llegado a describir a Trump como una especie de jefe mafioso que utilizó todo tipo de tácticas para intentar sin éxito que las autoridades electorales del estado cometieran fraude.
Trump, quien se ha declarado no culpable, también encara la posibilidad de ser excluido de las primarias del Partido Republicano. Maine y Colorado, dos estados que probablemente votarán por Biden en noviembre, ya le han descalificado y es ahora el Supremo -de mayoría conservadora- quien decidirá a nivel federal.
La expulsión se basa en la Sección Tercera de la Enmienda 14 de la Constitución, aprobada en 1868 después de la Guerra Civil en Estados Unidos con el objetivo de evitar que los alzados sureños de la Confederación que habían jurado la Carta Magna y luego la traicionaron pudieran llegar al poder.
Narrativas encontradas
A pesar de la gran cantidad de casos contra Trump, su base se mantiene fiel y se hace eco de teorías conspiratorias que, de manera infundada, sostienen que un grupo de manifestantes antifascistas o incluso el propio FBI instigaron el asalto al Capitolio.
Trump ha calificado como "hermoso" el día del ataque y ha llamado "grandes patriotas" a quienes participaron. En algunos de sus mítines ha hecho sonar una versión del himno nacional supuestamente interpretada por manifestantes encarcelados.
En contraste, Biden ha caracterizado a Trump como una amenaza para la democracia y actualmente su campaña está invirtiendo medio millón de dólares en la emisión en estados clave como Arizona, Nevada y Pensilvania de un anuncio que incluye imágenes del asalto.
"Hay algo peligroso ocurriendo en Estados Unidos. Existe un movimiento extremista que no comparte las creencias fundamentales de nuestra democracia", dice Biden en ese anuncio televisivo.
Cambios en la opinión pública
Estas narrativas han dejado su huella en la opinión pública, con un creciente número de votantes, especialmente entre los republicanos, afirmando que Trump no es responsable directo del asalto.
Inmediatamente después del ataque, el 52 % de los estadounidenses creía que Trump tenía "mucha" responsabilidad en los hechos, pero esa cifra ya había disminuido al 43 % a principios de 2022, según el Centro de Investigación Pew.
Otra encuesta publicada esta semana por 'The Washington Post' y la Universidad de Maryland refleja que los republicanos muestran una lealtad cada vez mayor a Trump: solo dos de cada diez creen que el asalto al Capitolio fue violento, y solo tres de cada diez consideran legítima la elección de Biden.
La clave para las elecciones, sin embargo, no radicará tanto en la opinión pública general como en las percepciones de un puñado de votantes en los estados claves de Nevada, Arizona, Wisconsin, Michigan, Pensilvania y Georgia, quienes acabarán decidiendo quién llega a la Casa Blanca, dice a EFE el profesor Michael Cornfield, de la Universidad George Washington.
En muchos casos, estos votantes se consideran "independientes", sin una afiliación política clara, y oscilan entre Trump y Biden.
Según Cornfield, resulta complicado determinar tan pronto en la campaña electoral si el asalto será el factor decisivo en su voto o si cuestiones como el aborto y la inflación acabarán siendo más relevantes.
El asalto al Capitolio en los libros de historia
Más allá de las elecciones, está aún por determinar cómo quedará plasmado el asalto al Capitolio en los libros de historia. El profesor Aaron Kall, de la Universidad de Míchigan, sugiere que la división partidista probablemente disminuirá con el tiempo, especialmente una vez que Trump se retire de la escena política. "Cuando la era Trump llegue a su fin, es probable que esa división disminuya, aunque siempre estará latente", considera.
Hasta el momento, la división persiste y el asalto al Capitolio sigue siendo un episodio que pone las emociones a flor de piel a la sociedad estadounidense.
Ajeno todo y espoleado por sus altos índices de aprobación entre el electorado republicano, su intención continúa siendo volver a sentarse en el Despacho Oval a partir de las presidenciales de 2024, mientras algunos tribunales estatales dirimen su inhabilitación o no en las primarias del partido por su papel en aquellos disturbios sin precedentes en la historia de Estados Unidos.
Está previsto que el presidente Biden adopte un tono aún más duro contra Trump y sus aspiraciones por volver a la Casa Blanca cuando se dirija al país este viernes desde Pensilvania por el tercer aniversario del asalto al Capitolio, después de haber pasado gran parte de 2023 promocionando otros aspectos de su administración.
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