El testimonio de un joven que logró escapar de la matanza de Hamás entre los disparos: "Vinieron a masacrarnos"
Un joven que se encontraba en el festival de música en el que se produjo una de las grandes masacres por parte de Hamás cuenta cómo logró escapar
Consiguió huir en un vehículo, haciendo eses y derribando las motocicletas de los terroristas: la metralla alcanzó a quien iba con él
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Mientras la guerra entre Israel y Hamás continúa, con los de Benjamin Netanyahu avanzando en sus incursiones terrestres en la Franja de Gaza, donde han vuelto a entrar con tanques por segunda noche consecutiva, nuevas imágenes, documentos y testimonios continúan emergiendo en medio de los ataques.
Si recientemente Israel compartía el audio de un integrante de Hamás en el que llamaba a su padre desde el teléfono de una judía a la que acababa de matar para jactarse de que asesinó a 10 personas con sus propias manos, según denunciaba El Ejército israelí, ahora son las palabras de un joven las que relatan el horror del sorpresivo ataque que los terroristas lanzaron el 7 de octubre.
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La masacre de Hamás en el festival de música
Él pudo ser, de hecho, uno de los rehenes o de las víctimas del concierto en el que se produjo una de las grandes masacres por parte de Hamás. Sin embargo, consiguió escapar, y ahora no solo narra esos momentos angustiosos y terribles tratando de salvar su vida a toda costa, sino que muestra los vídeos de cómo lo hizo.
A Dor Kapah, como se llama el joven, rememorar le duele. Más aún cuando para lograrlo tuvo que dejar atrás a todos.
“Vinieron a masacranos”, cuenta en un relato con los aciagos recuerdos de ese día.
En esos instantes, lo tenía todo en contra: en medio del pánico, cincuenta terroristas de Hamás disparaban el coche en el que decidió huir en una persecución a vida o muerte.
“No vengas al kibutz, las calles están llenas de terroristas”, le dijo un amigo. Quedarse suponía ser diana fácil. Conducir haciendo eses, derribando las motos de los de Hamás, fue en cambio audaz, aunque la metralla alcanzara al que iba con él.
No recuerda cómo llegó al kibutz. Solo las seis horas encogido de miedo mientras los terroristas iban y venían masacrando civiles, hasta que unas voces de soldados le hicieron darse cuenta de que él no había corrido la misma suerte.
“La gente no volverá a ser la que era”, dice. “Incluso si mis amigos secuestrados regresan del otro lado de la frontera, nunca volverán a ser los mismos”, dice, lamentando todo lo que ha ocurrido y lo que está sucediendo.