Un hombre ha acabado con la vida de al menos dos personas tras un ataque con arma de fuego perpetrado en un edificio en obras ubicado en el centro financiero de Auckland, la capital de Nueva Zelanda. El responsable también ha muerto tras un tiroteo con la policía. tenía 24 años de edad y se encontraba bajo arresto domiciliario por violencia doméstica. Al menos cinco personas han resultado heridas, incluido un policía que se encuentra en estado crítico y otros cuatro civiles cuyas heridas van de leves a críticas.
Los hechos han ocurrido pasadas las siete de la mañana hora local (sobre las nueve de la noche del miércoles en España), justo el día en que comienza el la Copa del Mundo de Fútbol femenino en Australia y Nueva Zelanda. Precisamente, el partido inaugural entre las neozelandesas y la selección de Noruega se juega en Auckland 12 horas después del incidente.
Las noruegas están concentradas a unos 300 metros del lugar de los hechos y su federación ha confirmado que todas están a salvo. Lo mismo sucede con el combinado nacional de Estados Unidos, que también se encuentra en un hotel a 400 metros del edificio donde se ha reportado el incidente. El primer ministro de Nueva Zelanda, Chris Hipkins, ha confirmado que el Mundial seguirá su curso y no se cancelará la primera cita.
“El Gobierno ha hablado esta mañana con los organizadores de la FIFA y el torneo seguirá adelante según lo previsto. Quiero reiterar que no existe ninguna amenaza a la seguridad nacional. Esto parece ser las acciones de un individuo y los espectadores de todo el mundo pueden estar seguros de que la policía ha neutralizado la amenaza y que no están buscando a nadie más en relación con el incidente”, especificó Hipkins durante su comparecencia.
La primera llamada a la policía se produjo sobre las 7:23 de la mañana hora local. Los testigos han reportado que un hombre entró en el edificio de Deloitte, que se encuentra en construcción, ubicado en Queen Street y comenzó a efectuar disparos por la obra en la que se encontraban alrededor de 180 trabajadores. “Al llegar a los niveles superiores del edificio, el hombre se ha encerrado en el hueco del ascensor y nuestro personal ha intentado enfrentarse a él. El autor efectuó más disparos y fue localizado muerto poco después”, afirma la superintendente en funciones, Sunny Patel. “Lo que ha ocurrido es comprensiblemente alarmante y estamos asegurando al público que este incidente ha sido controlado y es un incidente aislado”.
La zona donde se ha producido es muy transitada y las fuerzas de seguridad han formado parte de un dispositivo exhaustivo ante la confusión de los primeros instantes. “Ahí están todos los hoteles y las oficinas. Se podría comparar con la Gran Vía de Madrid”, explica a NIUS Jon, un español residente en Auckland. “A muchos amigos míos les han avisado para que no fueran a trabajar. Mi compañera de piso tenía un rodaje allí porque trabaja en la industria del cine y les han dicho que se cancelaba”, nos cuenta. “Es un caso aislado. Ha sido un criminal que se ha puesto a disparar. No han dicho que sea un grupo terrorista ni religioso ni nada por el estilo”, detalla.
Varias imágenes muestran cómo los trabajadores de la construcción se han trasladado a la azotea del edificio durante el incidente y se han escondido detrás del material de obra. Al parecer, el autor del ataque estaba en arresto domiciliario y tenía permiso para trabajar en el lugar. “El delincuente estaba armado con un fusil de repetición. Se movió a través de la obra, descargando el arma de fuego. Al llegar a los niveles superiores del edificio se encerró en un ascensor”, relató el máximo mandatario neozelandés. “Quiero dar las gracias a los valientes hombres y mujeres de la policía neozelandesa que se enfrentaron a los disparos para salvar la vida de otras personas. Este tipo de situaciones se producen con rapidez, y las acciones de quienes arriesgan su vida para salvar la de otros son heroicas”, añadió.
Según ha informado el New Zealand Herald, un trabajador de la construcción relató “el aterrador” momento en que se encontró con el hombre armado en las escaleras de la torre Deloitte. “Hacia las 7.20 de la mañana, sonó la alarma de incendios y los trabajadores empezaron a bajar las escaleras del edificio cuando un hombre armado con una chaqueta oscura se acercó y les gritó que subieran al tejado o les dispararía”. El trabajador, que no quiso dar su nombre, subió hacia el tejado y luego se escondió en otra planta del edificio con un compañero antes de llegar a lo alto de la torre. El hombre confesó estar “conmocionado” tras escuchar múltiples disparos mientras estaba dentro del edificio.
Otro trabajador que fue testigo del tiroteo ha declarado que vio a otros compañeros corriendo hacia el edificio para ayudar a sacar a todo el mundo y que oyó unos cuatro disparos antes de que la Policía entrara en el edificio. “Algunos albañiles salían y parecían muy tranquilos, y me imagino que eso es una respuesta de adrenalina; la otra mitad parecían muy estresados e intentaban sacar a todo el mundo. Algunos albañiles entraban y salían muy deprisa”, sostuvo antes de confesar que se escondió tras una barricada.
“La sensación de seguridad ciudadana en estos dos últimos años es cada vez más sensible. La gente piensa que cada vez hay más crimen, más robos, más violencia, más disparos, más atracos. Notamos que hay esa crispación”, nos comenta Jon, quien vive a pie del estadio Eden Park, donde kiwis y noruegas se miden en el partido inaugural.
La selección española de fútbol femenino estuvo concentrada en Auckland entre el 8 y el 15 de junio, y en el momento del incidente estaban en el que será su cuartel general durante gran parte del Mundial, Palmerston North, a poco más de 500 kilómetros al sur de la capital. Las que si estuvieron cerca del lugar fueron las jugadoras del conjunto noruego, cuya federación emitió un comunicado poco después del suceso.
“Al ser informadas de las consecuencias, los pensamientos del equipo están con los afectados y sus familias”, afirmó la capitana, Maren Mjelde. “Nos despertamos bastante rápido cuando el helicóptero sobrevoló la ventana del hotel y llegaron numerosos vehículos de emergencia. Al principio no sabíamos qué estaba pasando, pero al final la televisión y los medios de comunicación locales nos informaron”, cuenta la jugadora. “Nos hemos sentido seguras todo el tiempo. La FIFA tiene un buen sistema de seguridad en el hotel, y nosotros tenemos nuestro propio agente de seguridad en el equipo. Todo el mundo parece tranquilo y nos estamos preparando con normalidad para el partido de esta noche. Puede que tengamos que adaptarnos si hay alguna instrucción de las autoridades”, agregó Mjelde.
Muy cerca de los hechos también se encontraban alojados miembros de la FIFA y de las distintas comitivas de los equipos mundialistas. Entre ellos Douglas Emhoff, el marido de la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, quien lidera la expedición diplomática estadounidense. Maia Jackson es una exjugadora internacional con Nueva Zelanda que se encontraba muy cerca del lugar durante el tiroteo. “La verdad es que da bastante miedo. Nos empujaron a la parte de atrás de donde estábamos y sólo estamos tratando de mantenernos a salvo. Hay mucha seguridad y mucha incertidumbre”, explicó al NZ Herald. La selección de Filipinas también se encontraba alojaba a pocos metros del lugar del incidente.
Nueva Zelanda tiene especial sensibilidad ante este tipo de ataques con arma de fuego después de la masacre en las mezquitas de Christchurch de 2019, donde fallecieron 51 personas y 40 resultaron heridas a manos de un supremacista. A raíz de aquel episodio, el Gobierno neozelandés endureció su legislación sobre armas. Entre los cambios más recientes a la legislación destacan: la prohibición de armas de fuego de alto riesgo, como los rifles semiautomáticos, normas más estrictas para los vendedores, la reducción de la duración de la licencia de 10 a cinco años para casos específicos o la obligación para que los titulares de licencias actualicen el registro de armas en el momento en que las compren o las vendan. Según las autoridades, el autor de los disparos de este jueves no tenía licencia ni armas de fuego cuando su casa fue registrada antes del arresto domiciliario.