Durante semanas, las preguntas han estado en el aire: ¿Hasta dónde seguirá subiendo el precio de un cordero? ¿Tiene sentido que, teniendo en cuenta el nivel de estrechez económica que sufre la mayoría de las familias marroquíes, situación semejante en otros países del Magreb como Túnez o Argelia, los hogares hagan un desembolso financiero semejante? ¿Habría que haber reconsiderado la fiesta este año dada la situación socioeconómica? Incluso en algunos medios, como el panafricano Jeune Afrique, daban crédito al rumor de que las autoridades marroquíes estaban considerando suspender oficialmente la festividad sabedores de las dificultades que viven las familias.
Sin embargo, un año más, llegó la Fiesta del Sacrificio, el Aid el Adha o Aid el Kebir en su doble denominación árabe. Una de las principales fechas para los fieles musulmanes, que recuerda la manera en que Dios puso a prueba la fe del patriarca Abraham/Ibrahim según la tradición judeo-cristiana y musulmana.
Pero miles de años después según los relatos bíblico y coránico, el debate sobre lo desmesurado de los precios de los corderos, centro de la fiesta –los animales son sacrificados en los domicilios-, ha sido también protagonista en todos los países del Magreb y otros Estados árabes.
La subida del precio del carburante y de los alimentos para animales –empujada, además, por la sequía- ha reducido el número de cabezas de ganado ovino existentes en el mercado, lo que, a su vez, ha repercutido en el alza de precios de los corderos, todo ello en el contexto inflacionario general provocado por la guerra de Ucrania. Un cóctel que ha sacudido otra vez una de las fechas principales del calendario islámico, como hace unos tres meses ocurría también con el mes sagrado del ramadán. Los medios locales de los países del Magreb apuntan también a la existencia de varios intermediarios en el negocio de la compra y venta de corderos como otro de los responsables de la subida de precios.
En Marruecos, los precios de los corderos han oscilado entre los 250 y los 650 euros al cambio según la raza y el tamaño y peso del animal. Como constataba el digital oficialista Le360, el pasado fin de semana la proximidad de la fiesta elevó los precios medios del ejemplar de cordero en las grandes ciudades por encima de los 400 euros al cambio. Por los ejemplares más caros se ha pagado hasta 1.400 euros.
Para contextualizar los precios, hay que recordar que el salario mínimo legal neto en Marruecos es de 2.759,87 dírhams mensuales, el equivalente a 251 euros, y el salario medio neto roza los 360 euros al cambio. Globalmente, la renta per cápita en el país norteafricano se situó en 2021, último año con estadísticas oficiales del Banco Mundial, alcanzó los 3.795,4 dólares. Aunque carezca de validez científica, este reportero ha constatado en las vísperas en algunas zonas de la capital marroquí una menor presencia de corderos en las calles y edificios en relación a los dos años precedentes.
La propia agencia estatal de noticias, la MAP, conscientes las autoridades del país de la importancia de la cuestión, daba cuenta del importante desembolso llevado a cabo por las familias marroquíes. Un despacho de la agencia constataba que en 2023 el precio medio de un cordero se ha situado en los 2.400 dírhams, unos 230 euros al cambio. La misma nota recordaba que los dos últimos años “han estado marcados por la inflación, en particular de los productos alimenticios”, añadiendo que entre 2019 y 2023 el precio de la carne de cordero experimentó un aumento medio anual del 5% (del 7,2% entre 2021 y 2023).
La jornada de hoy servirá además en Marruecos para ver la reaparición del rey Mohamed VI, al que se le vio en público por última vez el pasado 15 de mayo con motivo de la presentación del primer vehículo 100% marroquí en el Palacio Real de Rabat. El monarca alauita, que no es sólo jefe del Estado sino además líder religioso de los marroquíes –emir al muminín, príncipe de los creyentes-, presidirá hoy jueves la oración del Aid el Adha en la mezquita Hasán II de la ciudad de Tetuán (destino estival predilecto en Marruecos para el soberano alauita). La citada agencia MAP daba cuenta ayer de que, con motivo de la Fiesta del Sacrificio, el monarca indultaba este año a 1.434 personas condenadas –por delitos diversos, algunas de ellas en prisión, otras en libertad- por los tribunales de justicia de Marruecos.
Para los tunecinos, que están desde hace muchos meses inmersos en una profunda crisis política, económica y social –las negociaciones del Estado con el FMI, que promete un paquete financiero de casi 2.000 millones de dólares, siguen sin culminar exitosamente-, la Fiesta del Cordero 2023 ha vuelto a subrayar las dificultades que la población padece de manera cotidiana. El diario francés Le Monde constataba que al cambio este año el cordero se ha cotizado en los mercados tunecinos al cambio entre los 240 y los 300 euros, dos veces el salario mínimo.
Lo disparatado de los precios de los corderos empujó, según se hacía eco la agencia AFP, al presidente de la Cámara sindical de carniceros de Túnez a pedir al muftí -juriconsulto musulmán suní- de la República a emitir una fatua que anulara la celebración del Aid el Adha con el fin de “preservar el poder adquisitivo de los consumidores”.
En Argelia, que sufre también una elevada inflación en los últimos meses y a pesar del hermetismo de sus medios de comunicación en temas sociales, la información que trasciende sobre la celebración este año ha mostrado un panorama semejante al de sus vecinos. El medio digital TSA Algérie, uno de los más leídos en Argelia, al igual que la revista panafricana Jeune Afrique, daba cuenta de cómo los elevadísimos precios de los corderos habían obligado a muchas familias argelinas a comprar la carne a granel para tratar de alguna forma asumir los preceptos culinarios asociados a esta festividad sin necesidad de adquirir el animal vivo. En la capital argelina y periferia el cordero ha costado estos días entre los 50.000 y los 120.000 dinares –o sea, entre 340 euros y 810 euros- lo que, según el citado Jeune Afrique, equivale a hasta seis veces el salario mínimo.
Además del cordero y los precios, el calor será protagonista hoy jueves y durante el resto de la semana en todo el Magreb. En Marruecos no se está librando ni el siempre templado litoral atlántico, pues hasta en Casablanca o Rabat se han alcanzado los 40º a comienzos de semana, situaciones casi inéditas según los mayores del lugar. Y la sequía, que, ya metidos en el estío, amenaza con provocar restricciones de agua en las próximas semanas en Marruecos y Túnez. Si no hay milagro, se espera un otoño muy problemático que, sin duda, avivará las tensiones sociales.
Si la situación no cambia radicalmente, y el cóctel parece llamado a perdurar –sequía, malas y escasas cosechas, la agresión rusa de Ucrania, crisis energética, caída de la renta por habitante, etc.- en el Magreb, el debate sobre lo exorbitado del desembolso financiero que para las familias marroquíes, tunecinas o argelinas –podría ampliarse a la mayor parte del mundo árabe- supone cada gran celebración del calendario islámico volverá a plantearse.
¿Tiene sentido hipotecar un hogar por una festividad de marcado carácter espiritual y religioso? ¿Sugieren los tiempos conmemorar de manera simbólica un episodio como el del protagonizado por el patriarca Abraham y no con el sacrificio de animales vivos adquiridos a precios disparatados en domicilios particulares? La discusión está servida. Como volverán hoy y todo el fin de semana a estar servidas las tradicionales brochetas de cordero en los hogares del norte de África, donde sigue siendo tan importante ser piadoso como parecerlo.