Calor y corderos en el período crítico de la Operación Paso del Estrecho 2023
Solo sábado y domingo pasados casi 50.000 personas y más de 11.000 vehículos cruzaron el Estrecho por Algeciras y Tarifa rumbo a Ceuta y Tánger
Este jueves Marruecos y las comunidades musulmanas de Ceuta y Melilla celebrarán el Aid el Adha o Fiesta del Cordero, primer punto caliente de un verano tórrido
“¿Te vas de vacaciones, ¿eh? ¿Contento?”, repite un agente de la Guardia Civil en el control fronterizo de Tarifa a dos hermanitos de unos cuatro o cinco años que juguetean con la pequeña valla situada junto a la cabina de la Benemérita mientras sus padres presentan los pasaportes a la autoridad y esperan a que esta los revise y selle. Los chiquillos responden con mirada burlona que sí. Hablan español, como la gran mayoría de las familias que se embarcaban este lunes por la tarde en la localidad gaditana en uno de los ferris rumbo a la ciudad de Tánger.
En Tarifa, por las características del puerto –sus precios comparados con Algeciras- y por razones del calendario escolar, suelen ser a estas alturas del mes de junio los marroquíes de origen residentes en España los mayoritarios a la hora de cruzar el estrecho de Gibraltar. Es el momento de los MRE (Marroquíes Residentes en el Extranjero, según la terminología oficial del Gobierno, que reivindica para estos emigrantes, a menudo ciudadanos comunitarios nacidos en los distintos Estados europeos; de esta condición imperecedera de marroquí ha dado cuenta el exitoso combinado nacional del fútbol); la Operación Paso del Estrecho (OPE, seguimos con las siglas), entra en uno de sus momentos críticos (otro será el paso de julio a agosto). Es, además, la víspera del Aid el Adha, la Fiesta del Cordero, que recuerda cada año el sacrificio al que Abraham/Ibrahim –según la tradición judeocristiana o musulmana- estuvo dispuesto por amor a Dios.
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Se trata, pues, de un momento de encuentro para las familias marroquíes, también para los musulmanes de Ceuta y Melilla, que este año, como le ha ocurrido al Ramadán, el mes sagrado, estará marcado por la subida de los precios de los alimentos (y de casi todo). En este caso de los corderos, protagonistas a su pesar de la fiesta, que se cotizan al cambio de media entre los 250 euros y los 650 euros según el tamaño y el peso del animal. Un medio marroquí, el digital Le360, dedicaba un reportaje al cordero más caro del año: tiene nombre y se llama Sardi, y para comprarlo hay que pagar el equivalente en dírhams a casi 1.400 euros. Han leído bien.
Calor extremo
El otro acompañante del momento, que iguala a los dos vecinos de un lado y otro del Estrecho, es el calor extremo. El mercurio alcanzará hasta los 48º grados a la sombra en no pocas comarcas y localidades del sur del país, que además sufre desde hace varios años una grave sequía. El otro miedo, y se está convirtiendo también en norma en Marruecos en los últimos estíos, son los incendios forestales.
Aunque muchos MRE (seguiremos utilizando el acrónimo empleado por las autoridades marroquíes) cruzan a pie, han llegado en autocares desde distintos puntos de la Península, no quiere ello decir que vengan ligeros de equipaje. Traen el máximo de maletas, macutos deportivos y bolsas de tela que pueden, a niveles en algunos casos inverosímiles. A veces el observador tiende a pensar que lo de cargar al extremo las maletas, con independencia de si lo que se lleva le servirá a alguien para algo, está en el ADN de los marroquíes. Lo importante es aprovechar el espacio, ya se pensará después qué hacer con la ropa, la comida y los regalitos traídos de Europa; una suerte, podría decirse, de horror vacui à la marocaine.
Llega el momento del escáner de seguridad, ya estamos en suelo marroquí; es el momento del año en que los agentes policiales hacen la vista gorda ante lo que entra, y si alguno creía haberlo visto todo envuelto en cinta de embalar el cronista se topa en el tapiz con una pantalla de plasma tamaño 2XL llegada de algún supermercado europeo donde fue adquirida a precio competitivo. Al desembarcar en Tánger los agentes comerciales de Inwi, una de las principales compañías de telefonía móvil del país, asaltan al viajero con pinta de no residente en busca de endosarle una tarjeta sim para su viaje.
Si la travesía Tarifa-Tánger es siempre la más apacible para el viajero, la que conecta el puerto de Algeciras con Ceuta –y con el descomunal puerto de mercancías de TángerMed- es la más concurrida. “Es mucho más barato, amigo, venir por Ceuta que aquí. Estamos fastidiados”, se queja el taxista en el puerto de la medina tangerina. Efectivamente, pasar en coche desde Tarifa a Tánger cuesta más del doble que hacerlo desde una a otra ciudad española, y también el billete para el viajero peatonal es seis euros más caro en la naviera más importante en el trayecto entre las primeras respecto a las segundas. Por lo tanto, si el viajero –como suele ser en la mayoría de casos- llega desde los distintos puntos de Europa hasta esta zona de la provincia de Cádiz en vehículo propio y acompañado por toda la familia, el ahorro que hará optando por Algeciras-Ceuta es considerable. Every dirham counts.
El mismo taxista que lamenta que la ruta entre Tarifa y Tánger es el patito feo de la Operación Paso del Estrecho se queja en castellano, que sigue vivo y coleando en las calles de Tánger al margen de Institutos Cervantes y colegios oficiales, de que los gobiernos de los países africanos no tienen en cuenta a sus gobernados y de que un cordero –también vivo y coleando- se paga este año en la antigua ciudad internacional, casi sin escapatoria, parece, por encima de los 400 euros. Hay que quejarse siempre, y en esta vez con toda la razón además.
50.000 viajeros el fin de semana
Las cifras ofrecidas por las autoridades españolas correspondientes al pasado fin de semana hablan de un tránsito remarcable, uno de esos picos de la OPE, por los dos puertos españoles anteriormente citados. Entre Algeciras y Tarifa, sobre todo el primero, transitaron sólo este sábado y domingo casi 50.000 viajeros rumbo a Ceuta, Tánger Med y la antigua ciudad del estatuto internacional, además de más de 11.000 vehículos. Asimismo, de viernes a domingo un total de 12.000 camiones cruzaron desde Algeciras a Tánger Med, su competencia al otro lado del Estrecho. Si nos remitimos a la información ofrecida por el Ministerio del Interior hace un par de semanas, España ha dispuesto a más de 19.000 agentes entre efectivos de la Policía Nacional y la Guardia Civil, lo que supone un incremento del 21,4% en el número de efectivos respecto al año pasado, en la OPE 2023.
Una vez en Ceuta los euromarroquíes cruzarán el paso del Tarajal con sus vehículos, para, desde aquel rincón del norte del país, la antigua Castillejos y la ruta de Tetuán, continuar la ruta hasta cualquiera de los puntos cardinales del Reino. También está Melilla, y un problema que vuelve a repetirse este año, y es que la cola para los vehículos de quienes atraviesan la ciudad autónoma española para entrar en Marruecos, la de los euromarroquíes de la OPE, va mucho más rápida que la de los melillenses que quieran cruzar para ver familiares al otro lado de la frontera o igualmente a la Fiesta del Cordero, con varias horas de diferencia entre una y otra. El agravio enfada en la ciudad autónoma, que muchos meses lleva esperando, ya con poca esperanza, la reapertura de su aduana comercial.
Con todo, aún es pronto, con todo, para augurar récords este año en las distintas travesías (Marruecos incluye en su Operación Marhaba, bienvenida en árabe, también las llegadas en avión a los distintos aeropuertos del país, mientras que la OPE, denominación española, se limita a tener en cuenta los pasajeros que transitan por los distintos puertos del país). El año pasado, a pesar de los dos veranos sin que hubiera dispositivo por mor de la pandemia y del enfado de las autoridades marroquíes con el Gobierno de España –que Sánchez enmendaría en marzo del año pasado con su carta, no sabemos ya si hubo carta, si fue un copy-paste por Whatsapp o si todo se preparó en Rabat, al rey de Marruecos-, no se superarían las cifras de viajeros de 2019 (en 2022 algo más de 2,9 millones de viajeros cruzaron de un continente a otro frente a los más de 3,3 millones tres años antes).
Si la orilla norte del Estrecho, el anverso de la moneda, es la España ofuscada y crispada por la inflación, y los precios de los alimentos y los alquileres de verano, y los planes vacacionales y las fechas elegidas para las elecciones generales, en el reverso, Marruecos, hay un ambiente espiritual que lo domina todo.
Estamos, en fin, en vísperas de una de las fiestas religiosas más importantes para las familias marroquíes y en el esperado momento del reencuentro anual. Que no es poco. El momento en que muchos marroquíes que residen en Bélgica, Francia, Italia, Países Bajos o España de ver a los abuelos, a los tíos, a los primos. Los vínculos familiares son muy fuertes en Marruecos. Hasta parece que el recogimiento y el recato dominantes en las colas de las taquillas, en los barcos, en los trenes, nos llevan a otra dimensión donde aplaca el calor por un rato. Y es que, quién lo iba a decir, Marruecos, estos euromarroquíes que viajan religiosamente en masa en ferry cada verano, se está convirtiendo en una de las reservas espirituales de Oriente y Occidente.